El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, de ser un bravucón con impulsos de boxeador quedó reducido a presentarse como un tuitero víctima de opresión, por el impasse con el presidente, Daniel Noboa.

El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, de ser un bravucón con impulsos de boxeador quedó reducido a presentarse como un tuitero víctima de opresión, por el impasse con el presidente, Daniel Noboa, quien, en evidente retaliación política, le tiró encima el aparataje estatal para escarbarle todo, y le encontraron una supuesta trama de comercialización ilegal de combustible a través de su red de estaciones de servicio, un rumor de vieja data en el puerto principal.
Este es un capítulo más que nos muestra a un presidente capaz de hacer todo lo que esté a su alcance, sin escatimar nada, para vengarse y hundir a quien se ponga en su camino. Él no va a permitir que le impidan ser reelecto, cueste lo que le cueste y recurre a todas las herramientas que estén a su alcance: Despilfarra en cuanto bono sea necesario los fondos conseguidos a través de los multilaterales, para ganarse el afecto de los sectores populares, aniquila a sus contrincantes políticos con investigaciones que derivan en sendos escándalos como la alimentación de los presos y los fotorradares; se gana el afecto de otra porción del electorado con una voraz arremetida contra el correísmo incluyendo la irrupción armada a la embajada de México, silencia los espacios de opinión críticos a su administración: ya van dos; y ahora el turno fue de Aquiles Alvarez, eventual carta presidencial del correísmo, o de Reto, o de quien sea alquilado por el magnate hidrocarburífero que ocupa el sillón de Olmedo.
Estas son señales claras de lo que se perfila en el Ecuador: un prepotente, arrogante, visceral y hasta maquiavélico líder que es capaz de hacer lo que fuese necesario con tal de conseguir su objetivo. Un episodio como el de Noboa con Aquiles lo vivimos hace 15 años con Rafael Correa y Jaime Nebot, que incluyeron marchas y contramarchas… El tiempo tiene a ese par hoy como amigos, que coinciden en el reparto. Así como antes, Correa silenció espacios de opinión de Carlos Vera y Jorge Ortiz, hoy Noboa lo hace con Alondra Santiago y María Sol Borja. Con razón o sin razón, nos caiga bien o nos caiga mal, son episodios repetidos. ¿Los ecuatorianos permitiremos que se repita la historia?
