La ola de violencia que azota a El Oro tiene en vilo a los padres de familia, quienes sienten la angustia y el temor de lo que pudiere ocurrirles a sus hijos al momento de dejarlos en los establecimientos educativos, sobre todo, en zonas de alto conflicto. Y es que las amenazas a las que están expuestos los niños, niñas y adolescentes son múltiples y van desde el expendio de drogas y demás sustancias sujetas a fiscalización, pasando por reclutamiento de grupos armados y robos en las unidades de transporte urbano en las que se movilizan, al igual que el infortunio de algún cruce de balas que se suscite en una zona cercana al plantel. El problema se agrava cuando determinados planteles ya no cuentan con vigilancia privada, debido a que el Ministerio de Educación suprimió, en gobiernos anteriores, la partida presupuestaria destinada para ese fin. Entonces, los chicos quedan indefensos. También las 68 cámaras que deberían estar cerca de los planteles están inoperativas ante un problema que tiene el Ministerio de Educación con la empresa contratista. El Gobernador de El Oro, Jimmy Blacio, dijo que están tratando de finalizar ese contrato para iniciar uno nuevo y poder poner operativas estas cámaras que no tienen uso desde hace más de tres años. En Machala existe otro problema. Según los datos proporcionados por el ECU 911, de las 131 cámaras instaladas en la ciudad, solo 45 están operativas, 5 presentan fallas y 81 están completamente inoperativas debido a problemas que tiene el cabildo con el contratista de internet y otros inconvenientes técnicos. El Gobernador dijo que habló con el alcalde para solucionar el tema y la solución estaría en el mes de agosto. Esperemos que estos inconvenientes se solucionen porque el problema de las cámaras inhabilitadas es grave, tan grave que hasta la propia policía se queja en perfil bajo, no quieren meterse en esos temas, pero urge la necesidad de que los planteles tengan instaladas las cámaras de videovigilancia. A ello se suma el riesgo latente que corren aquellos jóvenes que estudian por las noches. Hoy, la situación de inseguridad los torna vulnerables, especialmente porque ellos salen de clases pasadas las 22:00, entonces, a esa hora, las calles de la urbe lucen desoladas. Esperemos que no sigan ocurriendo más tragedias para empezar a buscar acciones.