Cecilio Jalil

Mucho se habla de lo maravilloso y productivo que es la agricultura, pero parece que en acciones nos sucede totalmente lo contrario.
He aquí la realidad:
Comencemos por la entidad estatal que se encarga del tema, generalmente politizada y sin presupuesto, con muchas responsabilidades y ganas, no pueden hacer mucho, a veces por ocuparse en algo, se meten a complicar los procesos, simplemente con lo poco que cuentan, deberían dedicarlo a la supervisión y asistencia de cultivos intensivos de pequeños agricultores, los privados siempre se han manejado solos y sobreviven, a pesar de las dificultades. Sigamos con la recaudación de impuestos y tasas, son sumamente estrictos, los impuestos, las tasas locales, como las municipales son a libre criterio, las tasas portuarias, especialmente el control antinarcóticos se incrementa cada día, lo peor es que mientras más se modernizan, más cuesta. Seguridad jurídica: se está expuesto a demandas de todo tipo, desde laborales hasta penales, basta que se vea que se esté produciendo formalmente para que sea atractivo de los asesores extorsionadores. Seguridad personal: esto es muy complicado en la actualidad, no solo se necesita seguridad propia y directa, sino también protección a las instalaciones o haciendas, en algunos casos hasta las viviendas. Productividad: Los empresarios agricultores medianos y grandes tienen productividades aceptables, en cultivos de exportación principalmente, mientras los pequeños por el contrario son deficitarios, estos son los que nos proveen de nuestra alimentación, tiene una economía de subsistencia y cuando hay asistencia, es tardía e insuficiente, por esa razón abandonan su actividad para dedicarse a otros menesteres. Por último, el canibalismo, propio de pseudos agricultores que creen que el Estado es el que debe responder por sus errores o por las fluctuaciones de mercado. Este panorama presenta al sector con mucha fragilidad para competir, bastante hace el sector privado para sobrevivir, urge tomar conciencia de la importancia del sector y tomar una decisión integral para desarrollar esta noble actividad y adaptarla a los tiempos modernos, sino seguiremos retrocediendo, por decir lo menos.
