Se avecinan nuevas elecciones y, como suele ser habitual en países de democracia frágil como el nuestro, abundan candidatos con el objetivo de debilitar candidaturas fuertes y dar espacio a repuntar en el tablero electoral.
Se avecinan nuevas elecciones y, como suele ser habitual en países de democracia frágil como el nuestro, abundan candidatos con el objetivo de debilitar candidaturas fuertes y dar espacio a repuntar en el tablero electoral. Pero, los ecuatorianos debemos tener claras nuestras prioridades. Lo primero que debe explicar quien aspira con llegar al sillón de Carondelet es cómo reducir los índices de violencia. Ya sabemos que las estructuras criminales de nuestro país aprovechan la pobreza creciente en el Ecuador, producto del desempleo, para reclutar en sus filas a esos jóvenes sin oportunidades y convertirlos en delincuentes. Por eso, el primer desafío es reactivar el empleo, fomentar el empleo joven, mejorar el sistema educativo primario, secundario y universitario, ampliar los cupos en las universidades e institutos tecnológicos superiores, para que más jóvenes accedan a la educación superior. El ataque a esas dos profundas debilidades del Ecuador puede ayudar a evitar que más jóvenes sean reclutados por las mafias. Ese trabajo debe llegar acompañado con oportunidades exclusivas para mujeres: reformas laborales con enfoque de género, líneas de crédito para madres solteras, así como distinción en cupos universitarios bajo principios de acción afirmativa. Hoy, en el Ecuador hay precarización laboral, devenido de la profunda crisis económica y social que golpea a la nación, en gran parte, ocasionado por la arremetida delincuencial. ¿Cómo financiar estas urgencias? Pues lo primordial es mejorar la capacidad de producción petrolera del país. Reparar lo averiado, potenciar lo existente y abrir nuevos campos petroleros. El cierre del Yasuní ocasiona un impacto importante para la economía del país, pero si mejorar la capacidad productiva en las áreas ya concesionadas, de seguro nos irá mejor como nación. Si a eso le sumamos agilitar los procesos de licitación del campo Amistad, para el gas natural, derivará en mayores ingresos para el país y con ello atacamos también el problema del déficit energético existente en la actualidad. Medidas que deben ser adoptadas por el próximo gobierno, pues tendrá un periodo completo para ponerlo en marcha, porque, además de solucionar los problemas internos, el nuevo régimen hereda una multimillonaria deuda externa que deberá financiarla, sin descuidar las prioridades del país. El gobierno actual priorizó la deuda externa y desatendió los problemas internos, a tal punto que estamos a las puertas de nuevos apagones. Ese tipo de errores no pueden repetirse.