El concurso de jueces y conjueces de la Corte Nacional reviste de especial interés entre los ecuatorianos, sobre todo, ante la búsqueda de tener profesionales a quienes, al escuchar su nombre, no exista reparo de ninguna índole, debido a su intachable trayectoria.
El concurso de jueces y conjueces de la Corte Nacional reviste de especial interés entre los ecuatorianos, sobre todo, ante la búsqueda de tener profesionales a quienes, al escuchar su nombre, no exista reparo de ninguna índole, debido a su intachable trayectoria.
Y es que en este país los ecuatorianos ya han perdido su confianza en las instituciones. Hace poco, al elegir al titular del Consejo de la Judicatura, se elevaron una serie de sospechas, en especial por el antecedente de que en su experiencia laboral constaba el hecho de que defendió a unos narcotraficantes. En el mismo sentido, ahora con el concurso en ciernes, se teme que quienes pasen las pruebas de confianza al final del día obedezcan a intereses particulares y no al de los ciudadanos.
Además de la vigilancia ciudadana, es el Consejo de la Judicatura el llamado a velar por la transparencia en el proceso. Más allá de los postulantes, son los vocales del consejo, quienes deben estar atentos a las señales, no dejarse presionar de políticos y peor de otros sectores, pero, sobre todo, encaminar el concurso con celeridad para lograr ocupar las vacantes existentes.
Lo peor que nos puede pasar como país ahora es seguir con largas en este tema y con el aparato de justicia en general. Las vacantes existentes por distintas causas deben ser ocupadas cuanto antes, es fundamental que le entreguen al Ecuador nuevos jueces, pero sobre todo, basta de seguir privilegiando la dichosa experiencia. ¿Experiencia?, si se supone que estos concursos lo que buscan es dejar de lado a los jueces de vieja data, en especial, por los cuestionamientos que puedan haber registrado durante el ejercicio de su oficio.
El ecuatoriano de a pie es quien sufre las consecuencias de estos concursos: es el que ve impunidad con los asesinos, sicarios, narcotraficantes; el que observa que aquel al que denunció por robarse un celular al siguiente día ya está preso y encima lo amenaza por haberlo delatado. nada de eso queremos para el país y la Judicatura es la que debe responder por los resultados de este proceso, pues en sus manos está entregarnos una corte ejemplar.