OPINIóN

Editorial: El terror en medio de la propaganda


Así como el correísmo ocultaba el desempleo durante su régimen con la categorización del subempleo, empleo no remunerado, empleo no adecuado y demás.

Así como el correísmo ocultaba el desempleo durante su régimen con la categorización del subempleo, empleo no remunerado, empleo no adecuado y demás; y en la misma sintonía, ocultaba las cifras de endeudamiento, para poder acceder a préstamos de multilaterales; así también escondió las reales cifras de violencia en el Ecuador. El registro oficial del Instituto Nacional de Estadística y Censos, INEC, en esa época, estableció una nueva categoría para las muertes violentas: muertes violentas de intención indeterminada. Entonces, así, ocultaron más de 7 mil homicidios y por eso hoy sale erguido Rafael Correa a decir que en su gobierno Ecuador fue el segundo país más seguro de la región, con ese cinismo que lo caracteriza, porque, además del pacto que su gobierno alcanzó con Leandro Norero para sacar la base de Manta en 2009 y entregarle la Costa ecuatoriana al narcotráfico, encima, ocultaron las cifras que reflejaban las consecuencias del pacto.

Y es a ese país al que quiere regresar el correísmo, para volver a ocultar cifras, volver a pactar con las mafias, pero, sobre todo, volver a entregar nuestra soberanía a las mafias, en esa dimensión, con esa libertad, con ese nivel de impunidad. ¿Ecuador quiere eso?

Enhorabuena, el investigador Arduino Tomasi, salió al frente en redes sociales para visibilizar este registro oculto en el INEC. Claro, no dudaron en aparecen los fanáticos de la Revolución Ciudadana para deslegitimar al investigador, en lugar de refutar las cifras con hechos contundentes.

La adulteración de estas cifras lo único que genera es que no se enfrente el problema que tenemos por delante con la entereza que la problemática requiere, sino que se le huya. Por tanto, ese ocultamiento descarado de las cifras de muertes violentas en el Ecuador generó en ese momento, de 2009 a 2018, una falsa sensación de seguridad, cuando en realidad lo que había era una práctica abierta de impunidad que tenía a las mafias muy cómodas operando en la región, con un Estado que coadyuvó al blanqueamiento de capitales, trata de personas, en especial menores de edad, cifras que aparecen en el registro oficial pero por las que nadie en ese momento se preocupó tan siquiera por esclarecer, investigar o auditar, porque eran parte del tongo: ¿A ese Ecuador quieren que volvamos?