OPINIóN

Editorial: Que la devoción no decaiga


Ayer se conmemoró el día especial de la Virgen de Chilla, advocación de la Virgen María en este cantón y que se ha extendido a toda la provincia, a tal punto que es considerada como la patrona de El Oro.

Ayer se conmemoró el día especial de la Virgen de Chilla, advocación de la Virgen María en este cantón y que se ha extendido a toda la provincia, a tal punto que es considerada como la patrona de El Oro.

Sin embargo, en los últimos años se han dado situaciones que han incidido para que el número de feligreses en eventos religiosos se vea mermado, por ejemplo, en la pandemia, y ahora con la inseguridad.

En Chilla, al parecer no se cumplieron las expectativas que la gente esperaba. A más del pésimo estado de la carretera que conduce a este cantón orense, existe el peligro por cuanto se han dado asaltos y robos durante el trayecto.

No es posible que el turismo religioso se vea afectado por esta situación. La población católica, que es mayoritaria en nuestro país, debe mantener ese fervor por participar de las misas campales y procesiones, pues son parte de la tradición.

La devoción no debe decaer, más bien son en estos espacios donde la fe se fortalece y la esperanza porque en el país existan mejores días se acrecienta, muchos refugiados en la oración.

Igual sucedió el mes pasado en las fiestas religiosas por la Virgen de El Cisne en Loja. Antes eran decenas de buses que viajaban desde El Oro hasta esta localidad con el fin de pedir o agradecer por algún milagro concedido a la cariñosamente conocida como La Churonita.

Mantener viva esta devoción fortalece la identidad espiritual de los pueblos, proporcionando un sentido de pertenencia y continuidad con las tradiciones religiosas que han sido transmitidas de generación en generación. La Virgen de Chilla es vista como una protectora y guía, y su culto permite a las personas encontrar consuelo en momentos de dificultad, reforzando la conexión con lo divino.

Dejar que esta devoción decaiga significaría perder un valioso patrimonio cultural y espiritual. La fe en la Virgen de Chilla no solo une a las personas en su religiosidad, sino que también fomenta el compromiso social y moral, promoviendo valores como la solidaridad, la caridad y la esperanza.