Comenzó el proceso de inscripción de candidaturas para el 2025. Habrá al menos 16 postulantes a la primera magistratura del país. ¿Por qué tanto candidato? Nuestra Constitución establece que todos los ecuatorianos tenemos derecho a elegir y ser elegidos, a excepción de quienes posean una sentencia condenatoria ejecutoriada. Más de un experto considera que no es dable que se abra el abanico con tanta facilidad para que cualquier persona quiera postularse para ser presidente, sino que deberían establecerse rigurosos requisitos como los dispuestos para ser juez de la Corte Nacional, fiscal general del Estado o Contralor General del Estado, con procesos de selección que duren no menos de seis meses. Eso elevará la calidad de los candidatos a la Presidencia y reducirá por antonomasia el número de postulantes.
No se trata de restringir el derecho de participación, sino elevar la calidad de los participantes, que, si bien es cierto, no garantiza éxito, también es real que por lo menos se reducirán las posibilidades de equivocación.
Es indispensable empezar a generar una carrera política para quien aspire a llegar a la primera magistratura del país. Es decir, que quien aspire a ser presidente, ya haya desempeñado un cargo de elección popular y lo haya ejecutado con solvencia, sin glosas abiertas de Contraloría o procesos de investigación civil, administrativa o penal en marcha, sino que haya desarrollado el cargo de manera impoluta. Así también, que no tenga procesos abiertos en Fiscalía o Judicatura de ninguna índole, ni siquiera de carácter personal, porque para ser presidente, debe entender el postulante que debe ser un ciudadano ejemplar, caracterizado por cumplir y hacer cumplir las leyes, respetar el marco jurídico que nos rige y, sobre todo, honrar su palabra y su profesión, pues en esta aspiración de tener mejores candidatos, los postulantes deben ser profesionales probos, que no estén inmiscuidos en la formación de empresas de papel, o en evasión de impuestos, o que su carrera no esté marcada por actos alejados de la ética y la moral, sino lo contrario, que nadie dude de su calidad humana.
Solo si reformamos esta parte de nuestra legislación y aumentamos requisitos a los aspirantes a la Presidencia, tendremos mejores postulantes y no lo que lamentablemente hemos tenido los últimos 30 años.