Un conocido refrán de la sabiduría popular dice: Tras cuernos, palos. Una frase que cae al dedillo en los momentos actuales que atraviesa nuestro país en lo relacionado con el tema de la emergencia eléctrica. El Gobierno ayer nos dañó el desayuno con un anuncio del mantenimiento al sistema eléctrico que provocará un apagón de ocho horas.
Al parecer la estrategia de no cobrar por tres meses la planilla de luz a quienes consuman hasta 180 kilovatios al mes no le resultó al régimen del presidente Daniel Noboa, pues este próximo corte de energía, causa malestar en la población además de que será en horas de la noche, en un país sumido en la inseguridad.
Desde las 22:00 del miércoles 18 de septiembre hasta las 06:00 del jueves 19 de septiembre no habrá luz y los ecuatorianos tendremos que ver la manera cómo resolvemos nuestras actividades durante ese tiempo. Claro que dirán, que muchos estamos descansando, pero qué pasa con quienes producen y laboran durante ese lapso.
Hace pocas semanas tuvimos una suspensión del servicio de forma sorpresiva. Según las fuentes oficiales, se trató de un “error humano”, pero hasta ahora no se ha detectado al o a los responsables de este hecho que ocasionó graves pérdidas millonarias a diferentes sectores productivos.
Ahora por parte de las autoridades, se anuncia un plan de contingencia, sobre todo, en materia de seguridad, pues no podemos quedarnos desprotegidos durante esas ocho horas, donde los grupos de delincuencia organizada pueden aprovechar el momento para cometer acciones ilícitas.
Lamentablemente, ni las barcazas han ayudado a paliar los efectos de esta crisis. Desde el Gobierno se pide el apoyo de la empresa privada, pero quién responde por los daños y afectaciones que dejan estas medidas. Es necesario que quienes aspiran a llegar a Carondelet, lo primordial en sus propuestas de campaña será cómo resolver este problema.
Si bien es cierto este corte es programado, pero no deja de incomodar a quienes requerimos este servicio básico. En una ocasión ya lo mencionamos, como puede ser posible que en plena época donde la tecnología evoluciona en tiempos de modernidad tengamos que volver a la época de las cavernas, en un país que se queda en tinieblas cuando se le antoja al Gobierno. ¡Qué triste situación!