OPINIóN

Editorial: Crisis hídrica en Ecuador




El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional se reunió en Cuenca, en respuesta a la alarmante sequía que atraviesa Ecuador, señalaron la gravedad de una crisis que no solo afecta a los recursos hídricos, sino que también pone en riesgo la soberanía alimentaria y la estabilidad energética del país. La declaración de alerta roja en varias provincias es alarmante ante una situación que se ha agravado por años de falta de planificación y gestión adecuada de nuestros recursos naturales.

Con 71 días de sequía hidrológica y más de 1.330 incendios forestales registrados en el último mes, es evidente que la naturaleza está enviando señales de advertencia. La sequía actual es la más severa en seis décadas, y esta falta de agua está comprometiendo no solo el abastecimiento humano, sino también la producción agrícola y, por ende, la seguridad alimentaria del país. Las provincias de Azuay, Morona Santiago, Cañar, Cotopaxi y Zamora Chinchipe se encuentran en la primera línea de esta crisis.

Las medidas adoptadas, aunque necesarias, deben ser parte de un enfoque integral que no solo atienda la emergencia inmediata, sino que también establezca un plan a largo plazo para la gestión del agua. El país necesita una estrategia clara que contemple el uso sostenible de los recursos hídricos, la inversión en infraestructura adecuada y la promoción de prácticas agrícolas resilientes ante el cambio climático.

La crisis energética que se avecina, derivada de la reducción de agua en los embalses que alimentan nuestras hidroeléctricas, exige una respuesta contundente. La iniciativa de instalar generadores termoeléctricos en Manta es un paso necesario, pero no debe ser la única solución. Ecuador debe diversificar su matriz energética, explorando fuentes renovables y sostenibles que reduzcan la dependencia de combustibles fósiles y que estén en consonancia con la protección del medio ambiente.

Ahora vemos que en Quito desde este lunes no solo habrá racionamiento de energía, si no que también habrá de agua, ¿será que en Machala se tomará la misma decisión? Es la pregunta que se hacen los machaleños, que también nos abastecemos de las fuentes hídricas que vienen del Azuay por el río Casacay. Las decisiones que se tomen en estos momentos críticos determinarán no solo nuestra capacidad de respuesta ante la sequía, sino también el futuro de nuestra agricultura, nuestra energía y nuestra economía.