La aparición constante de cabezas humanas en diferentes partes de Machala y Pasaje no es un hecho aislado.
La aparición constante de cabezas humanas en diferentes partes de Machala y Pasaje no es un hecho aislado. Detrás de esta terrible acción existen causas que merecen ser investigadas y que por lo atroz que esto representa, al parecer no es delincuencia común la que provoca las decapitaciones.
El cortarle la cabeza a un cadáver ha sido una táctica mediática utilizada por grupos armados delictivos que están vinculados con el narcotráfico en países como México, con el fin de sembrar el miedo entre la población o en Medio Oriente y África donde existen grupos terroristas.
Son cinco cabezas que han sido halladas en poco más de una semana. Pareciera que estos actos brutales se estuvieran normalizando, puesto que la gente se ha acostumbrado a que aparezcan estas piezas anatómicas en fundas plásticas o en sacos de yute, sin que existan explicaciones claras de las verdaderas razones.
El decapitar a personas tienen un simbolismo muy marcado entre organizaciones delictivas que pretenden demostrar, a través de estos crímenes, que tienen el control y el poder en el territorio, si es que hay enfrentamientos entre grupos armados que quieren posicionarse en el lugar.
Por ello es necesario que las investigaciones que emprendan tanto Policía como Fiscalía concluyan den con los responsables de esta espeluznante situación, y cuidado nos habituemos a que esto se torne en algo normal y que callemos como si nada pasara en nuestro país.
Es importante determinar por qué se está dando este fenómeno en los últimos días y especialmente, en Puerto Bolívar, donde se han encontrado tres de las cinco cabezas. Los ciudadanos debemos exigir explicaciones claras y convincentes sobre estos hechos.
La violencia ha llegado a niveles extremos, máximos, pero no podemos tolerar que cada día los medios de comunicación informen sobre nuevos hallazgos de piezas anatómicas de hombres, y lo que es peor, que no se pueda identificar a las víctimas ni encontrar los cuerpos.
Evitemos que las cabezas se conviertan en trofeos de las luchas entre grupos de delincuencia organizados o que las bandas se dediquen a cuantificar cabezas cercenadas como si fuesen cosas. No perdamos la capacidad de asombro ni la sensibilidad ante estos hechos que más bien nos deben erizar la piel por lo terrorífico y salvaje.