Clodoveo Astudillo S.
Hoy este gran ejército de reserva del capitalismo mata y se matan indiscriminadamente. Desata el infierno de la violencia. Incluidos niños y adolescentes. Se mata a los rivales; a los desertores; a los que consumen y no pagan el producto; a los que no reciben coima; a los que sufren y denuncian sus crímenes.
El imperio ha conseguido el Sodoma y Gomorra latinoamericano, para ellos saquear sus recursos naturales, para con este negocio pagar las guerras criminales y las masacres en Palestina, Ucrania, África, las agresiones a Cuba, Nicaragua, Venezuela, para librarse de los que, para ellos, sobran. Para que todos se odien, para que nadie tenga esperanza, para que de nada sirva tener religión, leer un libro, ser buen hijo, hermano, esposo, para que no importe donde se viva, tener patriotismo, amar la paz, para que la solidaridad y la integridad humana desaparezca, para exacerbar el racismo, la discriminación; para desmantelar los hospitales, cerrar centros escolares públicos, para mantenernos en tinieblas, en fin, para que los seres humanos vivan el hoy, porque el mañana es incierto.
Es también cierto y de evidente constatación, que en todos los países de América Latina estas bandas no rebasan el 5% de la población en cada paìs. Y, que, el 1%, son magnates financieros.
El resto – el 94% de toda la población – son personas de trabajo. Un 20% entre ricos y clase media. Los demás trabajadores, campesinos, comerciantes, hombres y mujeres, la mayoría jóvenes. Son la esperanza y redención de nuestro pueblo ultrajado, que estoy seguro, màs temprano que tarde, encontrará el camino de la unidad para librarse del flagelo de la violencia criminal y del futuro sin esperanza.