Konaté festejó el 2-1 final del partido ante Wolwerhampton
Beneficiado por el empate del Manchester City, el Liverpool aprovechó este sábado 28 de septiembre su ocasión; práctico, efectivo y ganador en su visita a Wolwerhampton, donde tomó la victoria y el liderato con un penalti cometido sobre Diogo Jota y transformado por Mohamed Salah a la hora de partido, nada más encajar el 1-1 de su rival.
La jugada clave de un encuentro lejos del nivel habitual del conjunto de Arne Slot, que sufrió por tramos contra su adversario, pero fue más certero en los momentos más oportunos, primero para adelantarse en el marcador al borde del descanso y después, cuando aún festejaba la igualada la afición local, para rehacerse directo a un triunfo más que valioso.
Aunque el Wolwerhampton es último y aún no ha ganado esta temporada, no es un oponente fácil. Ni cuando se repliega ni cuando sale al contragolpe ni cuando atosiga al Liverpool como lo hizo al comienzo del duelo, en el que redujo a un equipo de tal nivel a casi la nada en ataque, sin un remate ni fuera ni dentro de la portería más allá del minuto 20.
A la media hora espabiló el Liverpool, más presente en campo contrario, más amenazador, circulando en torno al área contraria hasta que conectó su primera ocasión real, en el minuto 39, con un remate de Szoboszlai que es gol en el 90 por ciento de las ocasiones. No lo fue este sábado, porque la pierna de Sam Jonstone se cruzó magnífica y afortunada. Al borde del descanso, ya un minuto y 40 por encima del 45, dentro del tiempo añadido, surgió un testarazo de Konaté para transformar el centro de Diogo Jota en el 0-1.