Virgilio Salcedo Muñoz

En las próximas elecciones, al igual que en las anteriores, las papeletas electorales nos recordarán la clásica sábana de la abuelita. No porque provoquen ternura, sino porque estarán llenas de parches y colores diversos. Esta fragmentación política refleja no tanto un enfoque de propuestas serias, sino más bien una agenda partidista dispersa. Ya en las elecciones de 2023, esta tendencia era evidente, pero de cara a los comicios de 2025, parece haberse intensificado.
En 2023, los votantes tuvimos que elegir entre 10 binomios presidenciales. Para 2025, este número ha aumentado a 16 binomios inscritos en el CNE. Sin embargo, habrá que esperar hasta finales de diciembre para saber si todas estas candidaturas serán oficialmente calificadas. Como dato adicional, el número total de candidatos inscritos en todas las dignidades asciende a 543.
Frente a este panorama, y sin pretender ser un experto en política, pero observando la situación como un ciudadano común, identifico al menos tres tipos de candidatos: 1. Los favorecidos, 2. Los chimbadores oportunistas, y 3. Los carroñeros.
Cada uno de estos grupos tiene sus propias características. Es posible que usted no esté de acuerdo con lo que aquí expongo, pero dentro del marco de la democracia, le invito a reflexionar junto conmigo sobre estas ideas.
1. Los favorecidos
Este es un grupo reducido. Son los candidatos que cuentan con una base política sólida, usualmente impulsada por los caciques de partidos tradicionales o bien posicionados debido a tendencias o a la aceptación popular. Estos candidatos, aunque no siempre conocidos más allá de su propio barrio, logran aparecer en la papeleta gracias al respaldo de los poderosos. Al final, gozan de un margen considerable de aceptación, no tanto por sus méritos, sino por el empuje de quienes manejan los hilos del poder político.
