OPINIóN

Editorial: ¿Qué hacemos con el IESS?




El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social está en terapia intensiva. El Estado es su principal deudor y no han indicios de saber que pronto esa deuda será cancelada. Por el contrario, se agiganta conforme avanzan los días. En la entidad apuntan a reducir el déficit y la factura, como siempre, se la pasan al afiliado.

Son innumerables los jubilados en cola por recibir el pago de su jubilación. Ni qué decir los afiliados que van por un servicio de salud a alguno de los hospitales del Seguro Social y que esperan interminables plazos por acceder a una consulta médica o una cirugía. Peor aún aquellos que esperan medicina y prefieren comprar en farmacias privadas, porque, o es eso o es morir.

A los políticos no les interesan los afiliados, jubilados o pensionistas. A ellos solo les importa la tarima y su grupúsculo de poder.

El IESS necesita dinero de forma urgente, para su seguro de salud, para su servicio de pensiones y para pagar las jubilaciones. Si el principal deudor es el Estado, ya es momento de iniciar acciones de cobro inmediato. ¿Por qué no lo hace el IESS tal como lo hace con los afiliados que solicitan un crédito hipotecario o quirografario?, ¿Por qué no tienen el mismo rigor con los más grandes deudores?

Es momento de que los jubilados, afiliados y pensionistas se unan en un solo puño para salvar al IESS, porque ese salvataje implica proteger el servicio médico que reciben. ¿De qué sirve pagar mínimo USD 40 mensuales -quien gana el sueldo básico- si cuando nos enfermamos buscamos una clínica privada ante las falencias detectadas en el IESS? Es injusto que un ciudadano, que trabajó más de tres décadas en una institución y decide jubilarse, se queda en una eterna espera para acceder a su jubilación. Cambiar esa realidad vigente en el Ecuador solo depende de la capacidad de organización de los afiliados, para tomar las acciones correspondientes que permitan instar a quien esté al frente del gobierno de turno y pagar la deuda, de forma paulatina, pero pagarla, conforme las necesidades de la institución. El momento de tomar acciones contundentes es ahora.