Múltiples son las quejas de los ciudadanos que, durante los prolongados apagones, se quedan sin el servicio de telefonía celular y hasta de internet.

Múltiples son las quejas de los ciudadanos que, durante los prolongados apagones, se quedan sin el servicio de telefonía celular y hasta de internet. Se quedan incomunicados por extensas horas que no hay fluido eléctrico, sin que nadie les dé una explicación. Ya ha pasado más de un mes desde el inicio de los racionamientos de energía a causa del estiaje, producto de la sequía que afecta al país, sus hidroeléctricas y la generación de electricidad. Es decir, cuatro semanas con esta problemática de comunicación entre los habitantes de este país, quienes, a quienes, en cambio, ya les llegaron las facturas tanto por internet como por telefonía celular y el pago debe ser completo, pese a que durante 10 horas del día están con un servicio deficiente. ¿Quién los defiende?, ¿Qué dice la defensoría del consumidor?, ¿Por qué no se pronuncia el Ministerio de Telecomunicaciones?
Existe una cadena de inobservancias que deriva en que el lado más fino de la cuerda caiga sobre el ciudadano, quien es el que termina por pagar la mayor consecuencia de la desatención de los diferentes regímenes a lo largo de la historia republicana del país. Pedir un subsidio para los usuarios de la telefonía celular e internet en el país es tan solo una medida urgente que debe dictaminarse desde el gobierno central y no es una dádiva, sino un derecho como abonados de un servicio que no reciben. Son las empresas proveedoras del servicio las que deben buscar la forma de llegar con su producto a cada abonado. Pero claro, como no hay quién les obligue ni les exija cumplir, pues ¡Viva la fiesta!
En cambio, el artesano, heladero, comerciante de mariscos, peluquero, cosmiatra, panificador, no tiene derecho a excusa alguna: debe cumplir con el trabajo encomendado por su usuario, cliente o contratista. Ellos sí deben invertir en generadores y buscar la forma de cumplir a cabalidad con el trabajo encomendado. ¿Por qué estas otras empresas no hacen lo mismo? Los más pobres pagan las consecuencias de las inobservancias de los poderosos, siempre. Pero entonces, ahí está el rol fiscalizador de asambleístas, contraloría, defensorías y demás.
