Hoy se conmemora el Día del Artesano Ecuatoriano, oportunidad no solo para destacar el trabajo que efectúan quienes pertenecen a este sector, sino, sobre todo, para visibilizar a este grupo de trabajadores golpeados de forma significativa por la crisis energética, pues sus actividades las desarrollan a base de energía eléctrica.
La actividad que desempeña el sector artesanal debería ser dimensionada al nivel del sector empresarial, pues desde sus talleres manufactureros incluso generan fuentes de empleo, por lo que deberían contar con mayores y mejores atenciones gubernamentales, para incentivar a su crecimiento y, con ello, dinamizar la economía, con lo cual, buscar una reducción significativa en las cifras de desocupación existentes en el país.
Los artesanos del país, al igual que los emprendedores y microempresarios, se las ingenian para superar esta crisis energética, cumplir con sus obligaciones adquiridas, además que contribuyen al erario nacional con el pago de impuestos. Pero, este sector también es golpeado por la delincuencia común y el crimen organizado. Que esta fecha sea la oportunidad perfecta para reivindicar al sector artesanal con la inclusión de los estímulos necesarios para paliar la crisis que atraviesan a causa de la emergencia energética. Si bien es cierto, el gobierno nacional ya redujo los aranceles de los generadores de energía eléctrica, también es real que bien podrían gozar los artesanos de algún estímulo adicional en la adquisición de maquinaria y demás implementos, con la finalidad de cuidar las plazas de empleo que generan y no golpear aún más sus ya afectadas economías.
Las autoridades del país deben comprender que en medio de esta crisis, es fundamental desarrollar acciones conjuntas que permitan preservar las plazas de empleo existentes, pues, las dificultades derivadas de esta crisis energética solo acrecientan las pérdidas económicas, sino, además, al utilizar generadores, acrecienta los costos de producción.
El régimen y la Asamblea deben regresar a ver al sector artesanal, incentivarlo y protegerlo en medio de la cadena de dificultades por las que atraviesa el país, pues, de por sí, ya son los suficientemente valientes nuestros artesanos, para atreverse a salir adelante desde sus talleres y encima, generar trabajo. Aún restan meses críticos de estiaje en los meses de mayor demanda, por lo que se avecina una crisis mayor. Por eso, las acciones estatales son urgentes para evitar la catástrofe del sector.