El reciente anuncio del presidente Daniel Noboa sobre el destino de los más de dos millones de dólares incautados a dos mujeres en el aeropuerto de Quito no solo deja muchas preguntas, sino que refleja lo vulnerable que es nuestro control aduanero en los aeropuertos.
El reciente anuncio del presidente Daniel Noboa sobre el destino de los más de dos millones de dólares incautados a dos mujeres en el aeropuerto de Quito no solo deja muchas preguntas, sino que refleja lo vulnerable que es nuestro control aduanero en los aeropuertos.
El dinero, que proviene de un intento de lavado de activos, será utilizado para la restauración del Centro Histórico de Quito, en un intento por canalizar recursos de un ilícito hacia una causa legítima. Sin embargo, la coincidencia con las manifestaciones de sectores sociales en contra de su gestión no es inocente. Noboa no solo utiliza la incautación como un gesto de “responsabilidad social”, sino que lo hace en un contexto en el que las protestas son reprimidas con dureza y donde el gobierno parece más enfocado en desviar la atención de la crisis social que en resolverla.
Por otro lado, la policía reveló otra hipótesis, contraria a la del presidente. El alto mando policial dijo en una rueda de prensa que el dinero podría haberse destinado a grupos armados u otros fines oscuros, pero al mismo tiempo, no se ha dado una explicación clara sobre cómo los controles aduaneros fueron vulnerados con la colaboración de funcionarios públicos.
¿Será que el gobierno de Noboa busca, con este tema, ganar puntos de popularidad, mientras desatiende las causas profundas de la crisis, como la seguridad y los apagones? Usar la incautación de dinero ilícito para tapar el malestar de la ciudadanía es una maniobra que no resuelve el problema de fondo: la creciente desigualdad, la corrupción en las instituciones y la falta de un verdadero diálogo con los sectores que exigen cambios.
La incautación de esta cantidad de dinero es preocupante, más aún porque el propio comandante general de la Policía Nacional, general Víctor Zárate, reveló que cuatro agentes aduaneros habrían ayudado a las dos mujeres para ingresar el dinero.
Sin duda, esto se debe investigar. También no se deben manipular las circunstancias y se debe empezar a afrontar los problemas reales que aquejan a Ecuador.