OPINIóN

Editorial: La promesa del fin de los apagones


A medida que nos acercamos a la Navidad, la crisis energética en Ecuador sigue marcando la pauta en la vida cotidiana de los ciudadanos. Aunque el presidente Daniel Noboa ha prometido que los apagones llegarán a su fin en diciembre.

A medida que nos acercamos a la Navidad, la crisis energética en Ecuador sigue marcando la pauta en la vida cotidiana de los ciudadanos. Aunque el presidente Daniel Noboa ha prometido que los apagones llegarán a su fin en diciembre, la realidad es que la situación sigue siendo crítica para millones de ecuatorianos. Los cortes de energía continúan afectando la productividad, especialmente en un mes en el que la tradición demanda iluminar las casas y calles para celebrar el espíritu navideño.

Si bien la mejora en la generación hidroeléctrica y la compra de energía a Colombia han aliviado un poco la situación, no son soluciones suficientes para garantizar un suministro estable y confiable. La incertidumbre en torno a la promesa gubernamental de acabar con los apagones en tan corto plazo refleja una gestión poco clara y una falta de planes sostenibles a largo plazo para resolver la crisis energética. Mientras tanto, las familias ecuatorianas se ven forzadas a tomar decisiones difíciles: ¿celebrar la Navidad a medias, con las luces apagadas, o seguir contribuyendo al despilfarro de energía en un contexto de crisis?

Es cierto que todos debemos poner de nuestra parte, como se ha hecho en ciudades como Machala, donde se decidió no encender el árbol navideño. Sin embargo, el Gobierno debe asumir su responsabilidad de garantizar que no solo las festividades, sino la vida diaria, no se vean afectadas por una falta de previsión y de inversión en infraestructura energética.

El derecho a celebrar y vivir dignamente en un país que tiene los recursos naturales para garantizar un suministro constante de electricidad no debería depender de promesas que no se han cumplido. A los ciudadanos no les basta con anuncios, sino con acciones concretas que les permitan vivir sin el temor constante de que la luz se irá en medio de la noche o de sus celebraciones.

El Gobierno tiene la responsabilidad de generar condiciones más equitativas para todos los ecuatorianos, no solo para aquellos que pueden costearse generadores privados, sino para todos los sectores que sufren los efectos de una crisis que ya dura demasiado. Esperemos que se cumpla la palabra del presidente de que en diciembre se terminarán los apagones. Como dice el argot popular: “Veremos, dijo el ciego”.