OPINIóN

Editorial: Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer


El 25 de noviembre, al conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

El 25 de noviembre, al conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se nos recuerda que, a pesar de los avances en la lucha por la igualdad de género y el respeto a los derechos de las mujeres, la violencia sigue siendo una de las problemáticas más graves que enfrentamos a nivel mundial. La cifra de mujeres que sufren acoso sexual, trata, femicidios, violencia física y psicológica, entre otras formas de opresión, sigue siendo alarmante.

Hoy lunes, Machala se unirá a la conmemoración con una marcha encabezada por el Movimiento de Mujeres de El Oro, una manifestación que no solo exige justicia, sino también un futuro sin violencia, sin discriminación y con plena equidad de género. Las consignas y los carteles que portarán los manifestantes expresarán, en su mayoría, el rechazo hacia todas las formas de violencia que afectan a las mujeres.

En este contexto, es importante señalar que, si bien se han logrado avances en la lucha por los derechos de las mujeres, la respuesta del gobierno sigue siendo insuficiente. La gestión del presidente Daniel Noboa ha estado marcada por la falta de un enfoque robusto y decidido frente a la violencia de género.

La falta de medidas decididas contra la violencia de género no solo perpetúa el ciclo de agresiones físicas, sino que también condena a las mujeres a situaciones de desesperanza y exclusión. Pero la violencia contra las mujeres no es solo física; también se manifiesta a través del abuso de poder, como en el caso de la vicepresidenta Verónica Abad, quien fue designada como mediadora en el conflicto de Israel. Esto representa un mensaje de violencia hacia la segunda mandataria, quien en sus propias palabras afirmó que al presidente Noboa “se le subió el poder a la cabeza”.

El gobierno necesita dejar de lado la retórica y los gestos simbólicos y, en su lugar, garantizar que la lucha contra la violencia de género sea una prioridad en su agenda política. Es hora de que las mujeres vean reflejadas sus demandas en políticas públicas efectivas que no solo protejan sus derechos, sino que también las empoderen y les permitan vivir sin miedo.