OPINIóN

Editorial: ¡Noboa faltó a su palabra!




El presidente, Daniel Noboa, no cumplió su promesa de llegar a diciembre sin apagones. La Corporación Nacional de Electricidad, CNEL EP, anunció los horarios de suspensión del servicio de energía eléctrica del país para la primera semana del último mes del año y se ratifican las seis y hasta siete horas diarias sin luz, lo que visibiliza el incumplimiento del anuncio gubernamental.

Lo curioso es que hasta hace tan solo unos días, la ministra encargada de Energía, Inés Manzano, había anunciado que el gobierno iba a cumplir con su promesa de erradicar los apagones en diciembre. ¿A qué se debe tanta contradicción?, ¿Es acaso la falta de planificación la que pasa factura de forma grotesca al país? Lejos del baratillo de ofertas electoreras a las que los políticos están acostumbrados, de por medio están los ecuatorianos que necesitan del abastecimiento del fluido eléctrico para desempeñar sus actividades habituales.

Hoy, lo real es que el presidente Noboa incumplió una oferta reciente. Él dijo: en diciembre se acabarán los apagones. No dijo que iba a ocurrir: al final de diciembre o a mediados de diciembre… Sino, diciembre, es decir, todo el mes y eso ya no será posible. Si eso no pudo cumplir, qué se puede esperar del resto.

El país necesita claridad y para eso, sus autoridades son las responsables de dar certezas en sus respuestas, actuar con transparencia, frontalidad y honestidad. En el régimen no fueron honestos. De hecho, mintieron y las mentiras decepcionan a quienes esperaban que se cumpla con lo ofrecido, y, de otro lado, esas mentiras fortalecen a los opositores que se aprovechan de estas debilidades para intentar capitalizar a su favor ese descontento ciudadano.

Lo cierto es que la inmadurez o improvisación debilitan la gestión gubernamental y reducen las opciones de captar nuevos adeptos. Por el contrario, todo apunta a que será muy difícil que el jefe de Estado convenza a los ciudadanos de votar por él, otra vez.

El país necesita soluciones inmediatas a los graves problemas que le afectan. Y el jefe de Estado está en la obligación de, al menos, encaminar al país a esa solución. ¿Será acaso que el gobierno del presidente Noboa, finalmente, sí será apenas un régimen de transición?