OPINIóN

Editorial: Debate vicepresidencial


El 12 de enero y 16 de marzo de 2025 son las fechas definidas por el Consejo Nacional Electoral para desarrollar el debate vicepresidencial en primera y segunda vuelta.

El 12 de enero y 16 de marzo de 2025 son las fechas definidas por el Consejo Nacional Electoral para desarrollar el debate vicepresidencial en primera y segunda vuelta. Es la primera vez en la historia que los aspirantes a la segunda magistratura del Ecuador comparezcan de forma obligatoria a confrontar ideas.

La noticia es saludable para fortalecer la democracia. Y es que como nación debemos entender que este tipo de actos son válidos para que los ciudadanos conozcan de mejor manera a quienes van a aparecer en una papeleta.

En el caso de los vicepresidentes, el presidente Daniel Noboa, a través de su equipo de trabajo, situó en el imaginario colectivo de la opinión pública una disyuntiva en torno a la necesidad de contar con un segundo mandatario, dadas las funciones dispuestas por la Constitución que son, tan solo, para reemplazar al jefe de Estado en caso de ausencia o cumplir asignaciones encomendadas por un presidente.

Claro, ese concepto fue colocado en la colectividad ecuatoriana para justificar la invisibilización que le dio el presidente Noboa a su vicepresidenta, Verónica Abad, hoy suspendida del cargo por un cuestionable argumento de no acatar una orden presidencial.

Ahora le corresponderá a la comisión de debates definir ejes claros, temas oportunos, pertinentes, vitales para el desarrollo del Ecuador, pues necesitamos como votantes obtener respuestas sólidas, no solo de lo que piensan hacer los aspirantes a los cargos de dignidad popular, sino, en especial, cómo lo piensan conseguir. Estos cruces de ideas y contrapuntos permitirán despejar el panorama para los electores, y motivar que el voto se lo realice de manera informada, es decir, que los ciudadanos conozcan a los aspirantes, ya no solo como la figura presidencial, sino ahora, en binomio.

En hora buena hubo el distanciamiento entre el presidente Noboa y la vicepresidenta Abad. Es probable que sin ese hecho en la historia republicana de nuestro país, jamás se hubiese avanzado hacia esta posibilidad de también colocar ante el escrutinio público a los postulantes a la Vicepresidencia.

El expresidente, Carlos Julio Arosemena, tildó en su momento a los vicepresidentes como conspiradores a sueldo. Y es que, en nuestro país, estas pugnas de poder en Carondelet no son nuevas, por tanto, bienvenida sea para la democracia esta oportunidad de generar nuevos espacios de intercambio de opiniones. Los ciudadanos serán los principales beneficiados.