Los ecuatorianos decidieron darle una nueva oportunidad a Daniel Noboa para que guíe los destinos del país, esta vez para un periodo completo de cuatro años.

Los ecuatorianos decidieron darle una nueva oportunidad a Daniel Noboa para que guíe los destinos del país, esta vez para un periodo completo de cuatro años. En realidad en la papeleta había una sola opción democrática, el resto de opciones: Luisa González, el nulo, el blanco o el ausentismo, representaban el rechazo al mandatario actual.
Hoy, Daniel Noboa debe tomar este triunfo como la oportunidad que le pidió a los ecuatorianos para demostrar que es capaz de desmontar las estructuras criminales instaladas en las instituciones públicas y que en su gobierno de transición se dedicaron a dinamitar su administración desde adentro con la venta de turnos en el IESS, ANT o Registro Civil, con la ruptura del oleoducto que provocó el daño ambiental en Esmeraldas, pues no fue casualidad que después de ese daño, los sindicalistas de Petroecuador anuncien su respaldo a Luisa González, entre otros servidores públicos con un marcado adoctrinamiento hacia el socialismo del siglo XXI.
Noboa debe empezar a buscar soluciones eficientes y reales a los graves problemas que aquejan al Ecuador y el primordial, vital y fundamental tiene que ver con la seguridad ciudadana. Ya basta de vacunas, extorsiones y muertes violentas. Pero para solucionar esta problemática debe empezar por conciliar las diferencias con sus adversarios, tender puentes de diálogo con los ecuatorianos y unir al país en una sola causa, la del progreso, el desarrollo, la eliminación de las brechas de desigualdad, la generación de oportunidades y la dotación de servicios de calidad que permitan confiar, creer y empujar hacia un mismo lado.
Y no es con la clase política con la que necesariamente debe dialogar, sino con los ecuatorianos, visitarlos, recorrer las instituciones públicas donde se concentran los ciudadanos y saber de primera mano cuáles son esas expectativas, dónde están los nudos críticos que impiden la eficiencia institucional. A partir de una gestión más cercana y servicial de quienes menos tienen, con empatía se puede lograr romper barreras ideológicas sembradas por aquellos malos líderes políticos que solo piensan en votos y no en las personas.
Hoy Daniel Noboa empieza a reescribir la historia del país y de seguro comenzará a impulsar su propuesta de una Asamblea Constituyente que permita enrumbar al país hacia un destino mejor.
