OPINIóN

Gobernar, con rumbo y claridad, es el verdadero reto


Después de una campaña electoral cargada de insultos, miedo y pocas propuestas reales, llegó la hora de volver a la calma y mirar hacia adelante.

Después de una campaña electoral cargada de insultos, miedo y pocas propuestas reales, llegó la hora de volver a la calma y mirar hacia adelante. Porque más allá de quién ganó o perdió, el país sigue siendo el mismo: golpeado por la inseguridad, la falta de empleo, el costo de la vida y una ciudadanía cansada.

El triunfo de Daniel Noboa fue sorpresivo para muchos y contundente. Pero no se puede negar que fue más un voto en contra del miedo que generaba el regreso del correísmo, que un respaldo claro a un proyecto sólido. Esa es una lectura que el nuevo presidente no debe ignorar. Ganar una elección es solo el comienzo. Gobernar, con rumbo y claridad, es el verdadero reto.

No hay tiempo que perder. La gente quiere ver resultados, no discursos bonitos ni promesas vacías. El país necesita un plan claro, con metas concretas, y sobre todo, acciones inmediatas. Seguridad, empleo, salud, educación... los problemas están a la vista y la ciudadanía los vive todos los días. Lo que se espera de las nuevas autoridades es que se pongan a trabajar desde ya y que no se olviden de a quiénes representan.

Pero esto no es solo tarea del gobierno. También es responsabilidad de todos nosotros, como ciudadanos. No podemos seguir esperando que alguien venga a “salvarnos”. Hay que involucrarse, exigir, proponer y sobre todo, no dejar de participar. La política no se vive solo cada cuatro años en las urnas; se construye todos los días, desde cada barrio, cada escuela, cada emprendimiento.

“Igual mañana hay que trabajar” es la frase que se repite tras cada elección. Y no es resignación, es realidad. La mayoría de ecuatorianos vuelve a su rutina, enfrentando los mismos retos de siempre: el dinero que no alcanza, el miedo al salir a la calle, el desempleo que no da tregua. Porque aunque tengamos esperanza, también tenemos urgencias. Lo que queremos no es que nos regalen nada, sino que nos dejen trabajar en paz, que nos den seguridad y oportunidades reales para progresar. Porque el ecuatoriano es luchador, se la rebusca, no se rinde. Pero también merece vivir con dignidad.

Este es el momento de unirnos, de bajar el tono, de dejar a un lado los rencores. Gobierno, oposición, ciudadanos: todos debemos empujar para el mismo lado. Porque solo así, entre todos, podemos sacar al país adelante.