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Analistas coinciden: El rechazo al correísmo marcó el triunfo de Noboa


Tras la jornada electoral del domingo 13 de abril, que dio como ganador a Daniel Noboa frente a Luisa González en la segunda vuelta presidencial, analistas políticos comparten su reflexión sobre el proceso, sus resultados y las implicaciones políticas de cara al futuro inmediato del país.

María José Alba Lozano

Tras la jornada electoral del domingo 13 de abril, que dio como ganador a Daniel Noboa frente a Luisa González en la segunda vuelta presidencial, analistas políticos comparten su reflexión sobre el proceso, sus resultados y las implicaciones políticas de cara al futuro inmediato del país.

ALFREDO ESPINOSA

“Daniel Noboa no gana por sus aciertos propios. Gana porque los ecuatorianos ven en el correísmo un enemigo mayor”, asegura el analista Alfredo Espinosa, quien destaca que el candidato de Acción Democrática Nacional se impuso en 19 de las 24 provincias, un giro respecto a la primera vuelta.

Espinosa subraya que aunque el proceso tuvo irregularidades en campaña, el día de la elección transcurrió con normalidad. “El Consejo Nacional Electoral falló en controlar el respeto a la ley durante la campaña, pero operativamente cumplió muy bien su labor el día de la votación”.

El analista también criticó la decisión del CNE de prohibir el uso de celulares para fotografiar el voto, considerando que aunque legítima por los argumentos de coerción laboral y extorsión, fue implementada sin suficiente campaña informativa previa:

“Muchos ciudadanos pudieron haber incurrido en esta infracción por desconocimiento, no de manera deliberada”.

Para Espinosa, el cambio en el discurso de González fue clave para su pérdida de apoyo entre primera y segunda vuelta:

“Pasó de mostrarse como una candidata autónoma a una versión más beligerante, más autoritaria, tratando de emular el estilo de Rafael Correa”.

La retórica sobre la desdolarización, los “gestores de paz” (equiparados a comités paraestatales), y los chats que evidenciaban una aparente repartición anticipada del Estado, fueron otros factores que, según Espinosa, “hicieron que muchos votantes indecisos se volcaran hacia Noboa”.

Otro punto clave del análisis es la subestimación del voto oculto y el voto de miedo. Espinosa señala que hubo una sobrevaloración del posible “endoso” de votos por parte de líderes como Leonidas Iza y que el votante actuó con cautela:

“Muchos votaron con miedo, no por represión física, sino por temor a un eventual regreso autoritario del correísmo”.

Sobre las denuncias de fraude electoral por parte de Luisa González, el analista es claro: “El fraude es un delito por resultados. Si no hay pruebas que demuestren malversación de la voluntad popular, no se puede hablar de fraude con 11 puntos de diferencia”.

Agrega que la Revolución Ciudadana tuvo más de 48 mil veedores en todo el país y que incluso una de las consejeras del CNE, afín al correísmo, participó en la rueda de prensa donde se reconoció la victoria de Noboa.

Espinosa remata con una reflexión sobre los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno: “Si Noboa cree que el voto que recibió es un cheque en blanco, se equivoca. Ganó por rechazo al correísmo, no por mérito propio”.

Asimismo, sugiere que el correísmo está en una encrucijada histórica: “Si no se descorreíza y se emancipa de la figura de Correa, está condenado a repetir la historia del PRE o del CFP, y Correa terminará jugando el penoso papel de Abdalá Bucaram”.

OSCAR CAIZA

Oscar Alan Caiza, abogado y asesor político, dijo que, la Sierra, en particular, ha jugado un papel crucial en la elección del presidente. Provincias como Azuay, Tungurahua, Loja, Chimborazo y Pichincha, han sido determinantes para asegurar la victoria de los candidatos que se oponen al correísmo. “En estas provincias ha jugado un rol decisivo el electorado para dar la victoria a los candidatos antagónicos al correísmo. Lo hizo con Lasso en su momento, lo hizo con Noboa en 2023, y lo vuelve a hacer ahora”, expresó Caiza. La diferencia de votos entre Noboa y su contrincante, Luisa González, fue de medio millón, con un notable respaldo de más de un millón de votos en las provincias mencionadas.

Caiza subraya que el electorado en estas provincias no está necesariamente alineado con un proyecto político específico, sino que más bien responde a una estrategia pragmática, buscando frenar el retorno del correísmo al poder. “Es un voto más instrumental que doctrinario, marcado por una lógica de resistencia a la hegemonía correísta”, indicó. Esta percepción de los votantes, a su juicio, refleja una desconexión entre la élite política y las bases sociales, lo cual ha influido en la dinámica electoral.

Uno de los puntos que Caiza resalta es la desconfianza persistente hacia el proyecto correísta, a pesar de los esfuerzos por acercarse a sectores como el movimiento indígena. Aunque estas alianzas fueron simbólicamente significativas, no lograron traducirse en un respaldo efectivo. “Probablemente hay una desconexión entre la élite política y las bases sociales”, afirmó.

Además, Caiza mencionó que el electorado sigue mostrando preocupación por ciertos temas, como la posible “ecuatorialización” del país, el “fantasma de Venezuela” y el manejo de los gestores de paz, todos factores que se han convertido en elementos clave en la narrativa política que influenció el voto.

En cuanto a la gestión local, Caiza destacó que la Revolución Ciudadana mantiene una presencia importante en alcaldías y prefecturas. Sin embargo, advirtió que los dirigentes políticos deben reflexionar sobre la efectividad de estas gestiones locales. “Una cosa es apelar a los resultados de una década de gobierno, y otra muy distinta es intentar capitalizar electoralmente ese legado sin una gestión local que lo acompañe”, señaló. En su opinión, la gestión efectiva de los alcaldes y prefectos es clave para traducir el legado histórico en respaldo electoral.

Finalmente, Caiza reflexionó sobre las denuncias de fraude electoral planteadas por la candidata Luisa González, quien solicitó un reconteo de votos. Caiza enfatizó la importancia de respetar las pruebas y procedimientos establecidos por la ley, destacando que cualquier denuncia debe ser tratada por las autoridades electorales de acuerdo con los procedimientos normativos. “Lo que tiene que primar es la voluntad de la gente, y más allá de cualquier cálculo político, debemos respetar lo que ha decidido la ciudadanía”, comentó.

El abogado también subrayó que los resultados de esta elección deben llevar al gobierno a estructurar un programa que priorice las necesidades ciudadanas, especialmente en temas como la seguridad, la reactivación económica y la repotenciación del sector energético. A su juicio, es fundamental que el gobierno enfoque sus esfuerzos en mejorar la calidad de vida de la población y en abrir el Ecuador al mundo, promoviendo la exportación y el emprendimiento.

MERCY CASTRO

La analista política y periodista Mercy Castro, dijo que la campaña electoral fue fundamentalmente una contienda de estrategias y de “cometer menos errores”, con la particularidad de que el correísmo no podía permitirse equivocarse debido a su historia y contexto político. “Este resultado refleja el fracaso de la estrategia del correísmo para movilizar el voto, particularmente en las provincias que tradicionalmente lo apoyaban”, afirmó Castro, quien destacó la significativa pérdida de respaldo en provincias clave como Guayas, donde figuras como Aquiles Álvarez, el alcalde de la ciudad, no lograron movilizar votos en favor de González. “Álvarez estaba más centrado en sus problemas personales, lo que dejó a Luisa González sin el respaldo necesario en Guayas, una de las provincias más importantes para la Revolución Ciudadana”, agregó.

Además, la analista señaló que la estrategia de la Revolución Ciudadana en la última parte de la campaña estuvo marcada por un discurso que no logró conectar con la ciudadanía, lo que llevó a una disminución del apoyo en provincias como Manabí, Esmeraldas, y incluso en el bastión histórico de la Revolución Ciudadana, Machala.

En cuanto a las declaraciones de Luisa González, quien insinuó la posibilidad de un fraude electoral, Castro considera que este mensaje fue más un cálculo político erróneo que una denuncia fundamentada. “La diferencia de votos fue tan amplia, un 11%, que hablar de fraude en estas circunstancias no tiene base. Más bien, se trató de un discurso para mantener la moral de los seguidores del correísmo, que ya se veían desilusionados por los resultados”, explicó.

En este sentido, la analista subrayó que, mientras González mantenía su postura de impugnar los resultados, otros miembros destacados de Revolución Ciudadana, como el prefecto de Guayas y el alcalde de Quito, salieron a reconocer la victoria de Noboa. “Esto dejó sola a Luisa González en su intento por desconocer los resultados, lo que refleja una desconexión dentro de su propia organización política”, añadió Castro.

Mirando hacia el futuro, Castro enfatizó que el panorama para Daniel Noboa es desafiante, ya que, a diferencia de otros gobiernos, la ciudadanía no le está dando un periodo de “gracia”. “La gente está exigiendo resultados inmediatos, especialmente en áreas como la seguridad, la reactivación económica y la generación de empleo”, afirmó. Esta expectativa es especialmente alta entre los jóvenes, quienes ven en las alianzas internacionales y el impulso a nuevas políticas económicas una oportunidad para asegurar su futuro laboral.

Desde una perspectiva internacional, la victoria de Noboa también genera expectativas sobre el rumbo que tomará Ecuador en sus relaciones exteriores.

Castro señaló que el trabajo de la Cancillería y el Ministerio de la Producción será clave para aprovechar oportunidades comerciales y de inversión, especialmente en un contexto global marcado por la competencia y las tensiones comerciales.

“Ecuador necesita abrirse al mundo y generar un entorno seguro y atractivo para la inversión extranjera”, concluyó la analista.