OPINIóN

Editorial: Una deuda que debe ser saldada


La esperanza de al menos una decena de familias orenses sigue pendiendo de promesas incumplidas. Hace más de dos años, el sismo del sábado 18 de marzo de 2023 dejó a su paso no solo grietas en las paredes de sus casas, sino heridas profundas en su dignidad y en su fe en las instituciones.

La esperanza de al menos una decena de familias orenses sigue pendiendo de promesas incumplidas. Hace más de dos años, el sismo del sábado 18 de marzo de 2023 dejó a su paso no solo grietas en las paredes de sus casas, sino heridas profundas en su dignidad y en su fe en las instituciones.

En aquel entonces, el Gobierno del presidente Guillermo Lasso, a través del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI), aprobó subsidios para la reconstrucción de las viviendas afectadas. Sin embargo, esa ayuda jamás llegó.

Hoy, mientras Daniel Noboa se prepara para iniciar un nuevo mandato, esa deuda histórica clama ser saldada. No puede permitirse que la desidia burocrática ni la indiferencia política sigan condenando a estas familias a vivir en condiciones inhumanas. El Gobierno entrante tiene la oportunidad —y la obligación moral— de corregir esta injusticia de manera inmediata.

Daniel Noboa ha prometido un país de oportunidades, de eficiencia, de soluciones concretas. ¿Qué mejor carta de presentación que empezar su próximo periodo resolviendo este drama que lleva demasiado tiempo postergado? No se trata solo de entregar recursos o construir casas; se trata de devolver la confianza a una ciudadanía golpeada y cansada de esperar.

El llamado es claro y urgente: el MIDUVI debe priorizar, en coordinación directa con la Presidencia, la ejecución de los subsidios ya aprobados. Se debe transparentar el proceso, acelerar la entrega de fondos y garantizar que la reconstrucción de las viviendas sea un símbolo de que en este nuevo Gobierno las palabras se convierten en hechos.

No es posible que los llamados beneficiarios tengan que ir a cada momento a la institución pública y no reciban una respuesta clara, es más, ni siquiera hay un funcionario que los pueda atender y darles explicaciones claras

El Oro no puede seguir siendo invisible. La tragedia que afectó a sus familias no merece el olvido, sino una respuesta firme y tangible. Daniel Noboa, quien dice querer mucho a esta provincia y de la cual está agradecido por el respaldo, tiene en sus manos la posibilidad de empezar su gestión cumpliendo una deuda olvidada. Es momento de actuar. El reloj de la esperanza no puede detenerse más.