OPINIóN

Murió el hombre más importante del mundo


Hardy Tinoco Tinoco

Jorge Mario Bergoglio, argentino, se convirtió en el Papa número 266 de la Iglesia Católica y el primero latinoamericano elegido por el Vaticano. Tomó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, santo italiano del siglo XIII, símbolo de humildad y amor por los pobres.

El cristianismo cuenta con más de 2.400 millones de fieles, y el Papa es visto como una de las figuras más influyentes del mundo. Aunque el poder del clero ha disminuido con el tiempo, la religión sigue siendo un pilar importante en muchas sociedades. Un solo discurso del Papa puede movilizar al mundo entero.

Francisco cautivó desde su primer día como Papa, apareciendo con sencillez y usando sus zapatos de siempre. Su estilo directo y humano marcó un cambio en el Vaticano. En una ocasión, al ver a los cardenales orando en la Basílica de Roma, les dijo con firmeza: “Basta de orar, vayan a visitar a los pobres”. Esta frase reflejaba su compromiso con la acción social.

Otra de sus frases más recordadas fue: “Recen por mí”, que pronunció en su primer discurso. Conmovió al mundo entero al mostrarse como un líder humilde, que pedía oraciones en lugar de imponer palabras.

Francisco renunció a los lujos del Vaticano. Preparaba su propio desayuno y prefería el contacto directo con la gente, incluso rechazando el papamóvil blindado. En su visita a Ecuador en 2015, se mostró cercano, empático y conocedor de la realidad latinoamericana.

Conquistó corazones con su sonrisa, su sentido del humor y su actitud accesible. Disfrutaba de los selfies con los fieles, se reía con el pueblo y nos regaló una nueva forma de ser Papa: humana, sencilla y verdadera.

Latinoamérica lo extrañará profundamente. Adiós, Papa Francisco. Gracias por tu lección de humildad.