Inició un nuevo periodo lectivo en el régimen Costa y con él, la Agencia de Regulación y Control Sanitario, ARCSA.

Inició un nuevo periodo lectivo en el régimen Costa y con él, la Agencia de Regulación y Control Sanitario, ARCSA, definió los lineamientos para el funcionamiento de los bares escolares, con la finalidad de que se expendan alimentos saludables, es decir, la prohibición de expendio de alimentos altos en grasa, altos en azúcar y altos en sal. No obstante, luego del fuerte invierno que soportó El Oro, con inundaciones en la mayoría de sus cantones y luego de ello, el riesgo de que se proliferen enfermedades a causa de la contaminación ambiental, la agencia también anuncia que constatará las condiciones en las cuales funcionan los mencionados bares.
Lo lamentable es que ese control técnico atañe solo a los bares que funcionan dentro de las escuelas y colegios. Las carretillas, kioskos ambulantes y demás comercios informales que se instalan en los exteriores de los planteles no tienen control ni regulación de ARCSA. La entidad asegura que les corresponde a los municipios ordenar y regular el uso de espacio público y el comercio informal en sus ciudades, sin embargo, más allá de ese ordenamiento está la salud de los niños, niñas y adolescentes, en medio de una etapa de proliferación de enfermedades postinvernales, como los casos de leptospirosis detectados en Taisha y que enlutan a la nación.
¿Acaso nuestras autoridades están a la espera de que una tragedia similar ocurra en El Oro para coordinar y ejecutar acciones efectivas que precautelen la integridad de la comunidad educativa? Son urgentes acciones conjuntas, coordinadas e integrales, que impliquen la asepsia, la formalización del comercio en los exteriores de los planteles y la educomunicación para concienciar a los padres y estudiantes de los riesgos de comer en la calle.
ARCSA tiene otra preocupación adicional: la calidad de agua con la que se abastecen los planteles, para el efecto, anuncia nuevos controles. Lo real es que el agua que al menos se consume en Machala es deficiente por completo, no solo por su nivel de turbiedad, sino, también por la presencia de metales pesados, según lo han detectado ARCSA y ARCA. La minería, en especial la ilegal, contamina nuestras afluentes de donde captan el líquido las plantas potabilizadoras. Es momento de mirar hacia allá, es decir, controlar el verdadero mal: la minería ilegal.
