El siglo XXI ha sido testigo de profundos cambios en los patrones alimentarios a nivel global.

El siglo XXI ha sido testigo de profundos cambios en los patrones alimentarios a nivel global. En un mundo donde el ritmo acelerado de vida demanda soluciones prácticas, los alimentos ultraprocesados se han consolidado como una opción rápida, económica y accesible. Sin embargo, tras su aparente conveniencia se ocultan serios riesgos para la salud humana. Diversos estudios científicos han señalado que el consumo excesivo de estos productos está estrechamente vinculado con una mayor prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles. Este artículo analiza qué son los alimentos ultraprocesados, por qué han ganado tanto terreno en nuestras dietas, y cuáles son sus efectos sobre la salud a largo plazo.
¿Qué se entiende por alimentos ultraprocesados?
Según la clasificación NOVA, ampliamente utilizada en estudios de nutrición pública, los alimentos se dividen en cuatro grupos según su grado de procesamiento:
Alimentos sin procesar o mínimamente procesados (frutas, verduras, carnes frescas, legumbres).
Ingredientes culinarios procesados (aceites, mantecas, azúcar, sal).
Alimentos procesados (conservas, quesos, pan artesanal).
Alimentos ultraprocesados.
Los alimentos ultraprocesados son productos industriales fabricados a partir de ingredientes refinados y aditivos, diseñados para ser altamente palatables, de larga duración y listos para consumir. Carecen de ingredientes frescos en su composición y están formulados para maximizar el atractivo sensorial más que el valor nutricional.
Ejemplos comunes:
Refrescos y bebidas saborizadas artificialmente
Productos de bollería industrial
Comidas listas para calentar (instantáneas, congeladas)
Cereales azucarados para el desayuno
Carnes procesadas como salchichas, nuggets y embutidos
¿Por qué han aumentado su consumo?
El aumento del consumo de ultraprocesados obedece a múltiples factores:
Comodidad: requieren poco o ningún tiempo de preparación.
Precio: son accesibles y a menudo más baratos que opciones frescas.
Publicidad agresiva: dirigida especialmente a niños y adolescentes.
Disponibilidad masiva: presentes en supermercados, quioscos, colegios y máquinas expendedoras.
Larga vida útil: se conservan durante semanas o meses sin refrigeración.
Este modelo de alimentación ha sido promovido por la globalización de la industria alimentaria y los cambios socioculturales, como la reducción del tiempo dedicado a cocinar en casa.
Impacto en la salud
a largo plazo
Numerosos estudios han alertado sobre los efectos adversos del consumo prolongado de alimentos ultraprocesados en la salud. A continuación, se resumen los principales riesgos:
1. Obesidad y síndrome metabólico
Los ultraprocesados son densos en energía pero pobres en fibra, vitaminas y minerales. Suelen contener azúcares añadidos, grasas saturadas y harinas refinadas que estimulan el apetito sin generar saciedad, lo que favorece la sobrealimentación. Esto incrementa el riesgo de obesidad, resistencia a la insulina y el síndrome metabólico.
Un estudio de 2019 publicado en Cell Metabolism demostró que personas que consumían dietas altas en ultraprocesados ingerían en promedio 500 kcal más por día, ganaban peso rápidamente y presentaban desequilibrios hormonales respecto al hambre (leptina y grelina).
2. Diabetes tipo 2
Una alimentación rica en azúcares simples y baja en fibra afecta negativamente el control glucémico. El consumo crónico de ultraprocesados puede provocar inflamación sistémica de bajo grado y disfunción pancreática, aumentando el riesgo de diabetes tipo 2, incluso en personas no obesas.
3. Enfermedades cardiovasculares
Estos productos suelen tener alto contenido en sodio, grasas trans y saturadas, lo que contribuye al desarrollo de hipertensión arterial, aterosclerosis y eventos cardiovasculares como infartos y accidentes cerebrovasculares. Un estudio publicado en Journal of the American College of Cardiology (2020) mostró que cada porción adicional de ultraprocesados incrementa en un 7% el riesgo de enfermedades cardíacas.
4. Trastornos digestivos y alteración de la microbiota
Los aditivos como edulcorantes artificiales, emulsionantes y colorantes afectan negativamente a la microbiota intestinal. Esta disbiosis puede relacionarse con enfermedades inflamatorias intestinales, aumento de la permeabilidad intestinal y otros trastornos digestivos.
5. Salud mental
Estudios emergentes sugieren una correlación entre el alto consumo de ultraprocesados y la depresión, la ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo. Se cree que esto se debe a la carencia de nutrientes esenciales (como ácidos grasos omega-3, triptófano, magnesio y vitaminas del grupo B), y a la alteración de la comunicación entre intestino y cerebro.
6. Cáncer
La exposición crónica a aditivos, contaminantes industriales (como acrilamida, nitratos y nitritos), y sustancias derivadas del empaquetado puede aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer. Un estudio longitudinal realizado en Francia (NutriNet-Santé, 2018) encontró una relación positiva entre el consumo de ultraprocesados y un mayor riesgo de cáncer general, particularmente de mama.
