Elías Carrillo Ayala

Convertirnos en un centro financiero internacional es una aspiración ambiciosa y estratégica para Ecuador, analizando los desafíos y oportunidades que implica la dolarización para el desarrollo de un sistema financiero robusto y con proyección global, desde una perspectiva económica, financiera y social, se puede proyectar algunas reflexiones clave para el futuro del país. Si bien la dolarización eliminó la discrecionalidad monetaria y ancló la inflación, igualmente mermó herramientas de política monetaria que en otros países son utilizadas para dinamizar su economía; sin embargo, la dolarización ha traído estabilidad macroeconómica, prerrequisito indispensable para atraer inversión y desarrollar un centro financiero. Es necesario superar la falta de liquidez doméstica y volvernos atractivos para los mercados financieros internacionales; es imperioso diversificar las fuentes de capital, accediendo a fondos de inversiones globales, atraer capital de riesgo, fomentar la inversión extranjera directa, lo cual es decisivo para dinamizar nuestros sectores productivos; un mercado de valores más eficiente permitiría a nuestras empresas financiarse directamente, reducir su dependencia de la banca tradicional y liberar capital para inversiones estratégicas. Un punto crítico es la necesidad de un marco legal y regulatorio moderno, robusto, que brinde seguridad jurídica y proteja la propiedad privada; la legislación existente, especialmente la ley monetaria y financiera, necesita ser actualizada para facilitar la entrada de capitales y la supervisión de las instituciones financieras internacionales. Sin herramientas jurídicas, la aspiración de ser un centro financiero no es viable, contar con un regulador independiente es clave para generar confianza y evitar la interferencia política. Ser un centro financiero internacional no es solo una meta técnica, tiene profundas implicaciones socioeconómicas como la generación de empleo, un sector financiero más dinámico y la atracción de inversiones generan empleo de calidad, directamente en el sector financiero e indirectamente en las industrias que se benefician de un mayor acceso a capital; el acceso a financiamiento barato y diversificado, es esencial para el crecimiento de las pequeñas y medianas empresa (PYMES); un sistema financiero más inclusivo reduce la desigualdad porque facilita el acceso para segmentos de la población tradicionalmente excluidos. Ecuador tiene el potencial anclado en la estabilidad de la dolarización, aspirar a ser un centro financiero internacional, requiere un compromiso decidido, con reformas estructurales en el ámbito legal y regulatorio, un fortalecimiento de sus instituciones y una estrategia clara para atraer y retener capital. Lograrlo no solo transformaría el panorama financiero, sino que impulsaría un desarrollo socioeconómico más equitativo y próspero para todos los ecuatorianos.
