OPINIóN

Editorial: ‘Yo no fui’




Las autoridades empezaron a decir que no tenían responsabilidad o que hicieron lo que debían hacer y fueron otros los que finalmente no ejecutaron lo que correspondía con relación a la explotación ilícita e irracional de minerales en Zaruma, que ocasionó una serie de socavones, el más reciente causó la destrucción de cuatro viviendas, tres de ellas patrimoniales. Y en ese “toma y daca” de acusaciones entran, lamentablemente, funcionarios actuales que no asumen su rol. Por ejemplo, el alcalde de Zaruma, en una entrevista con un medio de comunicación de circulación nacional, dijo que lo que ha faltado en su cantón es control. Noticia. Si no lo decía, nadie se enteraba. Según él, hizo todo lo necesario dentro de sus competencias, no obstante, nadie se apersonó de buscar soluciones. O por lo menos, evitar que se sigan devorando el subsuelo de la Sultana de El Oro.

Un mapeo preliminar de los militares da cuenta de algo que en los pasillos coloniales zarumeños ya se sabía: las actividades irregulares de minería empiezan incluso desde los propios domicilios situados en el casco central de la urbe. Pero eso ya se sabía, como también se sabe que los sableros tienen operaciones dentro de la zona de exclusión. Así como se sabe de las cuantiosas coimas que a diario se entregan en las bocaminas clausuradas. Pero no se ha hecho lo necesario para frenarlo. Por eso, hoy, 300 personas lloran su triste Navidad, tan angustiosa que todavía viven en incertidumbre, pues saben que les toca empezar desde cero.

Lejos de buscar señalar con el dedo a anteriores autoridades, o líderes de otras instituciones, es el momento de que cada institución involucrada, cada funcionario a cargo, asuma su rol, su responsabilidad y tome decisiones, y no se limite únicamente a actuar en función de sus competencias, sino en virtud de lo que las circunstancias exigen, porque la emergencia no camina al mismo ritmo de la burocracia, al contrario, lo hace de forma despiadada.

El gobierno ofrece viviendas a los damnificados. Esperemos que cumplan y no sean solo promesas mediáticas que surgen al calor de los hechos. Solidaridad con Zaruma y con sus habitantes. Esperemos que el Estado actúe como corresponde.