OPINIóN

Editorial: Respuestas




Al actual que vive el Ecuador bien puede ser etiquetado como cruento. Las 16 víctimas mortales que dejó el talud que se registró este domingo en Alausí, provincia de Chimborazo, visibilizan la magnitud de la tragedia, que se suma a los demás fallecidos en el país por la estación invernal que incluyó un sismo de magnitud 6,6 y que dejó como saldo, otras 14 víctimas mortales más y 21 decesos adicionales por las inundaciones y deslaves.

La situación es crítica y el gobierno atina a responder de forma reactiva. Lo lamentable es que la actuación preventiva no ha tenido eco en quienes corresponde, porque, por ejemplo, lo que aconteció en Alausí bien pudo evitárselo. En diciembre del año pasado se emitieron alertas de una falla geológica que podría generar una desgracia, pues hubo deslizamientos y grietas. Diez familias fueron evacuadas de Causal por grietas en inmuebles. En febrero, la Secretaría de Gestión de Riesgos emitió esta declaratoria para un polígono de 247 hectáreas, identificada como susceptible a movimientos en masa, como deslizamientos y hundimientos. Riesgos pidió tener activados los COE, actualizar planes de contingencia, visibilizar posibles escenarios de tragedia, solicitar al Instituto de Investigación Geológico y Energético (IIGE) el monitoreo, acciones contempladas dentro del nivel de alerta amarilla. A los pocos días, la vía Colta-Alausí-Chunchi fue cerrada debido a un deslizamiento en el sector Causal.

Es evidente que algo falló y esas respuestas debe darlas no solo Gestión de Riesgos, sino, sobre todo, el COE provincial de Chimborazo. Hoy, esa negligencia, descuido o inobservancia cuesta vidas. De otro lado, es fundamental para el Estado tener a un presidente presente en el lugar donde lo amerita dada la magnitud de la tragedia, acompañar, disponer correctivos y dar seguimiento a las acciones para regresar con resultados, como ocurrió ayer en Machala, donde volvió una semana después el presidente Lasso con las primeras entregas de los bonos para arriendo a quienes sufrieron daños o pérdidas de sus domicilios durante el sismo del 18 de marzo, mientras se desarrolla el papeleo para la asignación del bono de vivienda. Ese tipo de respuesta es la que necesita el país y en hora buena el primer mandatario lo está haciendo.