Se cumple un mes desde el magnicidio de Fernando Villavicencio y todavía no hay respuestas a ninguna de las inquietudes que surgieron tras su asesinato.

Se cumple un mes desde el magnicidio de Fernando Villavicencio y todavía no hay respuestas a ninguna de las inquietudes que surgieron tras su asesinato. El Estado ha sido incapaz de revelar cuál fue el móvil de este crimen, es decir, las motivaciones que tuvieron los victimarios. Tampoco ha mencionado cuáles son los autores intelectuales de este hecho. Hay que entender también las complejidades que pueden haber de por medio: Al tratarse de un sicariato de esta magnitud, que iba a tener esta repercusión, los autores intelectuales, probablemente, tomaron más de un recaudo, a fin de no ser descubiertos con facilidad. Y parece que lo están logrando.
Los familiares, los simpatizantes, los coidearios, su binomio, sus amigos, y hasta sus adversarios exigen una sola cosa: la verdad. La opacidad resta credibilidad al trabajo de la Policía y la Fiscalía. Por eso, es necesario transparentar el trabajo que efectúan. Sin embargo, también es entendible que quieran mantener la reserva de las investigaciones con el objetivo de atrapar a los reales culpables. Pero, esa reserva no se justifica cuando no se ven resultados. Es decir, ni transparencia, ni culpables, por eso, el reclamo constante de los distintos sectores interesados en conocer a profundidad las motivaciones que hubo tras el magnicidio de Fernando Villavicencio.
La Fiscalía y la Policía deben entender que el silencio da espacio al rumor, en unas ocasiones provocado por información obtenida de forma incompleta y en otras ocasiones, producidas con malas intenciones. En ambos casos, la consecuencia es la desinformación.
Ojalá y los resultados de la investigación del magnicidio de Fernando Villavicencio no estén sujetos a cálculos políticos o electorales, que sería lo peor que le podría pasar a la memoria de un hombre que dedicó su vida precisamente a transparentar los temas más importantes de la nación.
Por eso, por su memoria y por su legado, es necesario que la señora fiscal general, Diana Salazar, agilite el proceso investigativo y anuncie en la brevedad posible los resultados de las investigaciones, así como, los nexos entre cada uno de los involucrados, el modus operandi, la forma cómo planificaron el magnicidio y, en especial, quiénes traicionaron a Fernando.
