
La reciente ola de extorsiones y amenazas con explosivos en Machala ha dejado una marca de temor y preocupación en los dueños de negocios de la ciudad. El ataque a dos locales en el centro de la ciudad la mañana de ayer sábado 9 de septiembre ha llevado a un punto crítico para más de 400 comerciantes que, comprensiblemente, se sienten acorralados y amenazados en su propio lugar de trabajo.
La Cámara de Comercio de Machala ha alzado su voz en demanda de una mayor seguridad para sus miembros y sus establecimientos. Es una solicitud justa y urgente. Ningún empresario debe enfrentarse a la difícil elección de cerrar sus negocios ante el miedo a represalias o continuar operando bajo la constante amenaza de violencia.
Es esencial que las autoridades tomen medidas enérgicas para abordar esta problemática. La seguridad de los ciudadanos y la estabilidad del entorno empresarial son fundamentales para el bienestar de la ciudadanía. Esto no solo afecta a los comerciantes, sino también a los empleados, clientes y familias que dependen de estos negocios para su sustento.
Las investigaciones y operativos policiales deben intensificarse para identificar y detener a los responsables de estos actos delictivos. La colaboración entre la comunidad y las fuerzas del orden es crucial en este proceso. Los comerciantes deben sentirse respaldados por un sistema de justicia eficaz y una presencia policial visible que disuada a quienes buscan sembrar el caos.
Sin embargo, la seguridad no existe cuando se escuchan los “bombazos” que generan zozobra.
Además, es crucial fomentar la cultura de denuncia y apoyar a las víctimas de extorsión y violencia. El miedo a represalias puede mantener a las personas en silencio, lo que dificulta la aplicación de la ley.
Machala enfrenta una creciente ola delictiva y el silencio de sus autoridades ante la ciudadanía que busca respuesta por el miedo generalizado que se intuye en la población.
Es responsabilidad de las autoridades y la sociedad en su conjunto trabajar juntas para restaurar la confianza y la seguridad en el comercio local. Aunque es triste cuando un negocio cierra a causa de las extorsiones que van en aumento en la capital orense.
