Este camino de la segunda vuelta ha evidenciado que en ambos bandos de los candidatos finalistas existen personas que quieren pescar a río revuelto.

Este camino de la segunda vuelta ha evidenciado que en ambos bandos de los candidatos finalistas existen personas que quieren pescar a río revuelto. Y eso es lo que más detesta la mayoría de ecuatorianos, la presencia de oportunistas que apuestan a una posible carta ganadora para continuar o para volver al poder.
Al menos en El Oro esto se ha visto, exprefectos, exgobernadores, exalcaldes de cantones, exconcejales de Machala, inclusive las mismas autoridades en funciones han mostrado su preferencia ya sea por Daniel Noboa o por Luisa González, a tal punto, que hasta han revivido cadáveres políticos en nuestra provincia.
Y no es para menos. A los aspirantes a la presidencia de la República, lo que les interesa en estos momentos es sumar y no restar. Hay que quedar bien con todos y no pelearse con nadie porque sería letal, electoralmente hablando. Pero vamos a la conchudez que quieren a como de lugar, entrar al llamado cuando toque repartir el pastel.
Está claro que aquí no predominan las ideologías. Los que dicen ser de izquierda coquetean con los derecha y viceversa. Aquí lo que mandan son los intereses de grupos políticos y económicos que al final de cuentas quieren una cuota de poder en el próximo Gobierno, indistantemente quien gane las elecciones.
Los correístas hablan de lo bueno de sus diez años de Gobierno. Pero no hacen cuenta los cuatro años del régimen de Lenín Moreno, del que también fueron parte de una u otra manera. Es más, algunos se mantienen camuflados en el actual mandato del presidente Guillermo Lasso, solo dirijamos nuestra mirada en la educación.
No faltarán los contratistas que jugarán a dos cartas, incluso se hacen ver con presencia y dinero para los dos finalistas, con tal hay que seguir trabajando para poder subsistir, no importa a qué precio y bajo qué condiciones.
Lamentablemente, el Ecuador ha sido el país de la viveza criolla, estamo sen la tierra de los que presumen ser los más sabidos, sin importarles los verdaderos problemas que afectan a los habitantes.
Esperemos que el nuevo presidente o presidenta, sepa identificar a la gente oportunista y los aleje de su círculo. No saben tanto el daño que les hacen desde ahora aquellos bailarines políticos que no les cuesta nada cambiarse de camiseta o de color, según la conveniencia.
