La reveladora historia del tráfico sexual de niños llevada a la pantalla grande en la recientemente estrenada película Sound of Freedom (Sonidos de libertad) sigue causando conmoción a nivel mundial por lo explícito de los casos, muchos de ellos muy cercanos a la realidad latinoamericana que se vive a diario en países como Ecuador.
La reveladora historia del tráfico sexual de niños llevada a la pantalla grande en la recientemente estrenada película Sound of Freedom (Sonidos de libertad) sigue causando conmoción a nivel mundial por lo explícito de los casos, muchos de ellos muy cercanos a la realidad latinoamericana que se vive a diario en países como Ecuador.
Es que se trata de un guión basado en hechos reales, que surgió de las investigaciones de un agente federal que se desvincula del gobierno estadounidense para cumplir la misión de rescatar a menores de edad secuestrados por las mafias del tráfico de personas.
Estrenada en Ecuador a inicios de septiembre, la película en Estados Unidos ya había recaudado alrededor de USD 200 millones luego de llegar a las salas de cine de ese país en julio pasado. Lo que ha sido considerado un éxito detrás una producción que inicialmente le costó conseguir financiamiento.
El productor y artista mexicano Eduardo Verástegui hizo un llamado a ser “sonido de libertad y no silencio de esclavitud” frente a la tragedia de la trata infantil.
Verástegui compartió su alegría de haber realizado este proyecto y manifestó su deseo de que el filme toque el corazón de los espectadores.
El productor mexicano, conocido por su comprometida fe católica, compartió cómo con Monteverde conocieron a Tim Ballard y su historia de lucha contra la trata de niños, hace ocho años en Los Ángeles, California (Estados Unidos).
“Fue imposible quedarnos callados, imposible, porque el silencio estimula al pedófilo, perverso, criminal, bandido”, expresó.
Para Verástegui es “imposible quedarte cruzado de brazos” luego de conocer “una historia como la de Sound of Freedom (...) cuando este grupo de expertos en el rescate de niños te cuentan a detalle lo que les hacen a tantos niños al mundo, lo que ellos hacen para rescatar estos niños, cómo viajan encubiertos por diferentes partes del mundo, visitando los rincones más oscuros del planeta como un rayo de luz, penetrando la oscuridad, rescatando a los niños secuestrados para explotación sexual”.
Al no hacer nada frente a esta tragedia “el mal triunfa”, advirtió. “Cuando la gente buena se queda callada ya no es gente buena, porque es parte del problema”.
Verástegui aseguró que ante la tragedia de la trata y explotación sexual de niños “tienes dos opciones: o ignorar lo que nos están contando, voltearte hacia otro lado o hacer algo”.
“Yo no quiero que esta tragedia me pase a mí para despertar. Mejor con esta información despertamos y hacemos algo para que jamás nos suceda a nosotros ni a nadie más, porque ningún niño debería estar pasando por este infierno”.
El productor mexicano, que evalúa convertirse en candidato a la Presidencia de México, resaltó que Monteverde respetó en su película la “integridad, la pureza y la inocencia de los actores”, al tiempo que protegió “los ojos de la audiencia”, para que nadie “se tenga que tapar los ojos en ninguna escena”.
NUESTRA REALIDAD
Ecuador ha vivido su propio Sonido de Libertad, especialmente en Canoa, Manabí. La semana pasada, la Policía dio a conocer que desmanteló una red de pederastas en esa zona. Se estima que de 200 a 400 niños de la localidad fueron abusados y grabados en video. Aquí viene lo más duro: las investigaciones revelan que muchos padres recibieron electrodomésticos o dinero a cambio de permitir que esta red de pedófilos abuse de sus hijos. La ciudadanía se pregunta ¿Qué pasa con estos padres de familia? ¿Ignorancia? ¿Inconsciencia? ¿Complicidad? La dura realidad que describe la película Sonidos de Libertad es la de nuestro país.
Los niños del Ecuador, al igual que los de otros países latinoamericanos, son la materia prima de una industria que mueve 150 billones de dólares al año.
Según la policía, de la estructura criminal, ya fueron sentenciados a 10 años de cárcel por el delito de pornografía infantil, los holandeses Luijs Lesley Gerardus Servaas y Matheus Hendrick Uittenbogaar.
Está red operaba en distintos países desde 2018, pero llegó a Canoa en 2021. Y no fue hasta 2022 cuando los extranjeros fueron capturados en un hotel del balneario de Canoa.
De acuerdo a las investigaciones, en ese lugar de la provincia costera reclutaban niños y adolescentes para obtener el material ilegal. Sin embargo, la red seguía operando desde la cárcel El Rodeo, en Portoviejo (Manabí), donde estuvieron detenidos los dos extranjeros. Tras conocerse la noticia, las autoridades los trasladaron a una prisión en Guayas.
Javier Granda, jefe de la Unidad de Investigación de Delitos Transnacionales, dijo en mayo pasado que “13 policías investigadores han realizado su participación testimonial”.
También entregaron a la Función Judicial más de 500 archivos de material audiovisual que vinculan a los procesados. Además, en todo este proceso han tenido coordinación técnico científico con peritos policiales y civiles del país e internacionales. Granda agrega que con todas las pericias e indicios han “determinado con total claridad la participación de estas personas en el delito investigado”.
El modus operandi de los holandeses consistía en acercase a los padres de los niños para ofrecerles dinero, comodidades y juguetes. Además, ‘seducían’ a las familias que tenían hijos de entre ocho y 12 años para conseguir imágenes y comercializarlas. Este caso ha tomado relevancia luego del estreno de la película ‘Sound of Freedom’, que está en cartelera en Ecuador desde el pasado 31 de agosto. Se trata del film que muestra casos de abusos sexuales contra menores de edad.
ANÁLISIS
Para el crítico de cine, Jorge Suárez, esta es la película más controversial de los primeros ocho meses del 2023. Para el gran público, es un extraordinario largometraje (131 minutos), para otros es una cinta dirigida (por Alejandro Monteverde) con más forma que sustancia. Para él, es una visión profunda de lo más siniestro que pueda tener algún ser humano.
“Hemos visto, por cientos, películas sobre drogas, prostitución, alcoholismo, pero jamás una sobre la explotación sexual infantil. Y esto es Sonidos de libertad que, basada en personajes y hechos de la vida real, llega para dejar un tema candente, que no es de fácil visión por su contenido y que está lejos de ser mero entretenimiento. Es más bien el retrato de un mundo sombrío, por ello es valedero lo que dice el personaje principal: ‘Los hijos de Dios no están a la venta’.”