CIUDAD

En Machala se ‘acampa’ en parques y veredas


Con mochilas grandes, pequeñas y tiendas de camping acompañan a Merly Hurtado, allí va su vida desde que salió de Venezuela en 2018 huyendo de la crisis.

María José Alba Lozano

Con mochilas grandes, pequeñas y tiendas de camping acompañan a Merly Hurtado, allí va su vida desde que salió de Venezuela en 2018 huyendo de la crisis.

Como ella, decenas de migrantes llegan a la Casa de Acogida “Virgen de la Merced”, ubicada en las calles Colombia y El Cisne.

Ella cuenta que antes trabajaba en un puerto hasta que la despidieron y decidió migrar, pasó por Ecuador y llegó a Perú con su pareja y sus primeros mellizos, ahí trabajaron de recicladores, pero con la llegada de la pandemia la poca estabilidad que tenían se desvanecía en ese lapso dio a luz a su segundo par de mellizos que nacieron en dicho país, decidieron retornar a su país de origen, porque ya no podían cubrir los gastos, sobre todo de alquiler.

Retornaron a su país de origen, por cinco meses, sin embargo, por motivos de documentación de sus hijos menores tuvieron que regresar a Perú y ahora se encuentran en Ecuador de paso, entre sus compatriotas se pasan la voz de la casa de acogida que ‘ayuda’ a los migrantes.

Ellos necesitan cumplir 15 días para obtener la denominación de refugiados y así les puedan colaborar con los boletos hasta Tulcán que tienen un valor de $22, señaló.

Hurtado dijo que por eso llevan desde el miércoles en este sitio, como ella hay otra pareja y al menos otros 15 varones en los exteriores de la iglesia, con cartones, colchones, enseres y maletas, incluso el desayuno que estaba comiendo doña Merley lo habían preparado en una cocina improvisada que llevan consigo y que funciona con leña o más bien con los palos que encuentren.

Con eso preparan el platillo favorito de los venezolanos, arepas con caraotas.

Así pasan los días hasta cumplir el tiempo estimado, no obstante en la casa de acogida les dijeron que deben esperar a que llegue el presupuesto porque a momento no cuentan con todo el dinero.

Lo que vuelve incierto al tiempo de estadía y se convierte en un problema para ellos y también para los moradores de la ciudadela Buenos Aires, quienes ven como una situación de nunca acabar.

Una situación sin solución

En la esquina al frente de la casa de acogida se encontraban dos moradores quienes prefirieron omitir nombres, sin embargo al notar la presencia del equipo de diario CORREO, decidieron hacernos parte de su diálogo, ellos comentaban que es ‘insostenible e insoportable’.

Puesto que al menos desde hace tres años tienen que ver no solo cómo afecta el ornato del lugar, sino también cómo perturban la paz del vecindario.

Que para los migrantes es normal utilizar los exteriores de una vivienda deshabitada como baño, allí los varones se arriman a la pared para poder orinar, en algunas ocasiones aseguran que también utilizan ese lugar para otras necesidades biológicas.

Lo que es inevitable percibir mal olor en ese sitio cuando se transcurre por ahí.

Pero para ellos otro de los ‘espectáculos’ es cuando las mujeres se bañan como si estuviesen en su casa.

Ellos dijeron que están cansados de hablar con los encargados de la casa de acogida, para que hagan algo, sin embargo, creen que ellos se ‘lavan las manos’ y es ‘alcahuetería’ para que los migrantes tomen este sitio para pernoctar.

Mientras unos moradores que tienen una tienda al frente de la capilla, manifiestan que temen que les ocurra algo, la pareja manifestó que consideran que existen venezolanos buenos y otros con los que no se puede convivir, porque dejan sus desechos y desorden por todos lados, que por más que ya tuvieron tres reuniones de moradores con el director de la casa de acogida, no quedaron en nada puesto que siguen con el mismo inconveniente.

Aparte relataron que ciertas veces entre ellos (migrantes) suelen haber peleas, llaman a la policía y esta no hace nada puesto que no encuentran delito y se retiran.

Incluso hace unos días indicó que unos delincuentes intentaron robarle a una de las mujeres migrantes y sus compatriotas salieron a su defensa y se terminaron metiendo a su tienda a lo que la pareja tuvo miedo porque los delincuentes estaban armados y pudieron lastimarlos, por lo que decidieron cerrar el local.

Estas son algunas de las situaciones que los residentes deben ‘vivir y tolerar’ por lo cual piden respuesta de las autoridades

MIES

Fernando Apolo, director del Distrito Machala del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), señaló que dentro de sus competencias con los grupos de movilidad, tienen un convenio suscrito con el Gobierno Provincial para la atención de 500 personas de movilidad humana, de las cuales 250 son de Machala y el restante de Pasaje y El Guabo, a ellos les realizan entregas ‘continuas’ de alimentación, material escolar y de aseo.

En una entrevista del 12 de junio, comentó sobre la suscripción de un convenio con los municipios de Machala, Pasaje y El Guabo, para desarrollar el proyecto de la Casa del Migrante, donde puedan pernoctar y alimentarse en un ambiente adecuado, pero no de manera permanente, sino rotativa, sin embargo, dicho proyecto aún no ve luz verde, por falta de recursos, el cual estaría tentativamente contemplado a ser incluido el próximo año, en 2024.