Hoy se cumplen 25 años de la firma del acuerdo de paz entre Ecuador y Perú. No hay guerra y es saludable desde todo punto de vista, pero es un cuarto de siglo de haber resignado parte importante de nuestro territorio amazónico al Perú, en especial, después de una ardua lucha que implicó el derramamiento de sangre en el recordado combate del Cenepa, en 1995.

Hoy se cumplen 25 años de la firma del acuerdo de paz entre Ecuador y Perú. No hay guerra y es saludable desde todo punto de vista, pero es un cuarto de siglo de haber resignado parte importante de nuestro territorio amazónico al Perú, en especial, después de una ardua lucha que implicó el derramamiento de sangre en el recordado combate del Cenepa, en 1995.
Si bien es cierto, dentro de los acuerdos se han ejecutado obras importantes como el eje vial Piura-Guayaquil, que incluyó la edificación de los Centros de Atención Binacional Fronteriza, la planta de agua potable para las poblaciones de Arenillas y Huaquillas, entre otras obras, también es real que todavía falta una auténtica política de integración binacional, que incluya una lucha conjunta contra el crimen organizado y la trata y tráfico de personas.
Nuestra frontera común con el Perú es permeable y eso ha ocasionado inconvenientes de toda índole en ambas naciones, que incluye el tráfico de armas. Además, pese a múltiples anuncios y pomposos acuerdos, todavía no se concreta la electrificación del sector camaronero con la interconexión con el Perú. Y mucho menos, se optimiza al máximo el proyecto multipropósito Puyango-Tumbes, eternas expectativas binacionales que no han podido despegar.
Un nuevo encuentro binacional marcará este aniversario de paz. Ojalá también exista inversión mutua, que permita resucitar las poblaciones fronterizas, sobre todo en materia económica. Desde la firma de la paz, Huaquillas está en constante recesión económica. Primero por la construcción del CEBAF que genera que no ingresen turistas a la localidad y ahora por la arremetida delincuencial que cobra víctimas a diario en este cantón, el más golpeado por la violencia, como también fue el más golpeado durante el conflicto. El Ecuador está en deuda con Huaquillas. Los mandatarios de turno históricamente han dejado relegada a esta ciudad, de habitantes pujantes, honorables y valientes, que jamás se acobardaron ante el misil peruano. Al contrario, en primera línea combatieron con soberanía por defender a nuestra patria. No puede ser que este sea el pago que reciba 25 años después de la paz.
