+ Mons. Vicente Saeteros Sierra Obispo de la Diócesis de Machala

Lectura del santo Evangelio según san Mateo Mt 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: hagan y cumplan lo que les digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos atan fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.
Palabra de Dios
Reflexión
Hoy, el Señor nos hace un retrato de los notables de Israel (fariseos, maestros de la Ley…). Éstos viven en una situación superficial, no son más que apariencia: «Todas sus obras las hacen para que los vea la gente». Y, además, cayendo en la incoherencia, «porque no hacen lo que dicen», se hacen esclavos de su propio engaño al buscar sólo la aprobación o la admiración de los hombres. De esto depende su consistencia. Por sí mismos no son más que vanidad, orgullo absurdo, vaciedad… necedad. Los discípulos de Jesús no han de ser así, más bien al contrario: «El mayor entre ustedes será su servidor». Y como que tenemos un único Padre, todos ellos son hermanos. Como siempre, el Evangelio nos deja claro que no podemos desvincular la dimensión vertical (Padre) y la horizontal (el prójimo) o, como explicitaba el domingo pasado, «amarás al Señor, tu Dios (…), y amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22,37.39).
