OPINIóN

Editorial: El exceso de cablería daña el ornato urbano


Hace pocos días, Pasaje estuvo celebrando sus fiestas de cantonización. Pero hay un aspecto que seguramente sus habitantes se han dado cuenta y especialmente sus autoridades. Son los llamados “tallarines” formados por la excesiva cantidad de cables sobre todo en el sector céntrico de la ciudad.

Hace pocos días, Pasaje estuvo celebrando sus fiestas de cantonización. Pero hay un aspecto que seguramente sus habitantes se han dado cuenta y especialmente sus autoridades. Son los llamados “tallarines” formados por la excesiva cantidad de cables sobre todo en el sector céntrico de la ciudad.

Es lamentable como en avenidas principales como la Azuay, Bolívar y Sucre, se observa en las intersecciones de las calles la cablería amontonada a tal punto, que los postes están a punto de caerse producto de esos enjambres que se han formado por las redes de los diferentes servicios públicos.

La avenida Rocafuerte no tiene ese problema por cuanto en gran parte fue regenerada y la cablería es subterránea, como lo deben ser en las grandes ciudades. Machala en su momento tuvo esos inconvenientes en el centro de la ciudad, especialmente cuando fue administrada por los alcaldes roldosistas.

Por eso es importante, que los municipios de ciudades grandes se preocupen por normar la instalación de la cablería, pues esto contribuye a la estética de la urbe. Urge un inmediato ordenamiento, que podría darse a través de obras de regeneración urbana o por intermedio de una ordenanza que ayude a cambiar esta mala imagen.

Lo primero que hay que hacer es identificar las zonas donde se registra la mayor concentración de cables y sobre todo exigir a las empresas que prestan servicios de telecomunicaciones (Internet, telefonía fija o televisión por cable) que retiren las redes que ya no usan y reemplacen aquellos cables que ya han cumplido el tiempo de vida útil y que aparecen guindados o arrancados.

Si hemos puesto de ejemplo a Pasaje, es porque es la segunda ciudad más importante de nuestra provincia, tanto por número de pobladores como por sus actividades económicas y productivas, sin embargo, por muchos años, sus mismos habitantes se han quejado del desorden y no mostrar una cara de verdadera ciudad.