Un paciente estadounidense de 46 años recibió un trasplante total de ojo y parcial de rostro en el hospital NYU Langone, de Nueva York.

Aaron James, beneficiado con el primer trasplante completo de un ojo humano, habló de su experiencia ayer con el doctor Jonathan LaPook, corresponsal médico de de la cadena estadounidense CBS News, y dijo que está impactado por la manera en que está sanando, y espera que su caso sirva para ayudar a otros como él.
James recibió en la misma cirugía tanto el ojo como la mitad del rostro. El exsoldado de 46 años sufrió un grave un grave accidente laboral en el que perdió, además del ojo, la nariz, la boca y los dientes y el brazo izquierdo, informó la agencia EFE. No podía comer ni beber, así que eso lo animó a aceptar un trasplante parcial de la cara, y ser un pionero en el reemplazo total del ojo.
El trasplante, que se realizó en mayo de este año, convocó a un equipo médico de 140 personas, entre cirujanos, enfermeros y otros trabajadores sanitarios, y duró 21 horas, en las instalaciones del hospital NYU Langone Health.
James, es un veterano de Arkansas que trabajaba como electricista de alto voltaje cuando sufrió el accidente en 2021, al tocar un cable de alta tensión. Ahora está feliz porque dice que está notando sensibilidad en los labios y la barbilla, y que recuperó algunos dientes.
No se sabe si recuperará la vista en el ojo trasplantado, pues el nervio óptico fue cortado en su totalidad. Pero el nuevo órgano “ha mostrado signos de salud extraordinarios, incluido el flujo directo de sangre a la retina”, según un comunicado de NYU Langone.
La operación estuvo dirigida por el director del Programa de Trasplante Facial del hospital, Eduardo Rodriguez, que decidió combinar el ojo del donante con células madre derivadas de la médula ósea del paciente. Es el primer intento de utilizar células madre en un nervio óptico para tratar de estimular la regeneración.
En 2020, Rodríguez ya había realizado un trasplante simultáneo de cara y de las dos manos a un paciente. Al saber de un donante de rostro para Aaron James, se planteó incluir el ojo, aunque recibió comentarios de duda al respecto de parte de especialistas en oftalmología y neurología. “Eso no es posible, eso no puede funcionar”, fue lo que le dijeron. En cambio, James no dudó. “Me dijo, si puedo ayudar a otras personas, a otros soldados, vale la pena”.
El mayor reto, dice, fue proveer flujo sanguíneo al ojo trasplantado. “Fue un momento exhilarante. Ver la sangre fluir de la manera correcta”.
