Hoy se posesionan los 137 asambleístas elegidos el pasado 20 de agosto y tienen el desafío de superar y con creces a los legisladores que conformaron los dos periodos parlamentarios anteriores.
Hoy se posesionan los 137 asambleístas elegidos el pasado 20 de agosto y tienen el desafío de superar y con creces a los legisladores que conformaron los dos periodos parlamentarios anteriores. Los acuerdos a los que han llegado las diferentes bancadas suponen que al menos se han puesto de acuerdo para alcanzar gobernabilidad tanto en la Función Legislativa como en la Ejecutiva. Esperemos que así sea, no solo que aprueben leyes, sino que, además, fiscalicen al poder público con transparencia y sin compromisos.
Las dos últimas asambleas registraron paupérrimos índices de aprobación ciudadana. La que lideró César Litardo será recordada por la historia como la Asamblea del reparto, mientras que la que lideró Virgilio Saquicela, en cambio, será recordada como la obstruccionista. Ambos expresidentes de la Legislatura fueron castigados por la ciudadanía, al negarles el respaldo popular en las urnas.
Pero estamos en Ecuador, el país en el que los políticos piensan en ellos mismos, ven primero qué hay a cambio de determinada decisión a tomar. Si se ratifica el acuerdo de postular a Henry Kronfle como presidente de la Asamblea, el socialcristiano tendrá la obligación no solo de encaminar el plan de gobierno de Daniel Noboa, al dar paso a los proyectos de Ley propuestos, en especial, los económico urgente, en torno a temas sensibles como inversión extranjera, generación de empleo y reforma tributaria, sino, también, de evitar impunidad. Si Kronfle llega a la Presidencia de la Asamblea, será gracias al voto de los 51 legisladores correístas, quienes le cobrarán ese favor. Henry Kronfle también va a pasar a la historia, ya sea como el artífice del mayor acto de impunidad de la historia republicana de este país, en caso de dar paso a la destitución de la Fiscal Diana Salazar, o de los miembros del Consejo de la Judicatura e incluso de los integrantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, para encaminar el eventual regreso de Rafael Correa; o también puede ser recordado como el patriota que no comprometió su integridad a cambio de un puesto. En tanto, los asambleístas orenses también tienen la oportunidad histórica de dejar de lado aspiraciones personales, para legislar pensando en el beneficio de la provincia.