El presidente Daniel Noboa se apresta a afrontar la primera movilización nacional de los sectores sociales de este país, con motivo del rechazo a la eliminación del subsidio a los combustibles. La protesta social tiene tintes evidentemente políticos. Buscan aparecer como redentores de los pobres quienes solo piensan en la papeleta electoral del próximo 9 de febrero de 2025.
Por un lado, los sindicalistas, agrupados en el Frente Popular, el Frente Unitario de Trabajadores y demás organizaciones sociales, convocan a esta movilización, que no busca que el régimen revea la decisión de eliminar el subsidio a los combustibles, sino, en realidad, quieren dar plataforma a su precandidato presidencial, Jorge Scala. Es la tarima perfecta con el objetivo de capitalizar simpatías. Por otro lado, está el sector indígena, representado por la Conaie, Confenaie y demás organizaciones de ese sector de la sociedad, movilizados por su líder, también precandidato presidencial, Leonidas Iza.
Con esos intereses electoreros de por medio, resulta bien difícil legitimar la protesta social. Es verdad que el Ecuador atraviesa una profunda crisis económica, que los hogares de este país sienten el impacto de la pobreza, debido, en especial, por la falta de oportunidades laborales. Si desde ahora ocultan sus reales intereses estos seudo líderes sociales, ¿Qué se puede esperar de ellos si es que por una de esas casualidades del destino llegasen a tener un poco de poder? Los integrantes de las organizaciones sociales y demás sectores que se sienten afectados con las medidas económicas del actual gobierno deben exigir honestidad a sus líderes, que transparenten sus reales aspiraciones, que pierden legitimidad al camuflarla en otras acciones.
El hecho de que los seudo líderes de estas organizaciones sociales carezcan de legitimidad en su plataforma electorera disfrazada de protesta social, no significa que no exista inconformidad creciente en un grupo importante de la población. El desgaste de la imagen presidencial debe ser contrarrestada por el presidente Noboa con acciones claras, al menos, si quiere ganar la reelección. Cumplir con sus promesas de eficiencia, honestidad y seguridad, pero ya no solo con discurso, sino con hechos tangibles, que se vean reflejados en hechos como el que ningún ecuatoriano sea vacunado por los extorsionadores, tal como lo prometió el gobierno.