CANTONAL

Una familia que destacó por su virtudes educativas, de trabajo y amor por la tierra que los acogió


Por el año 1963, procedente del cantón Santa Rosa, llegó un grupo familiar a radicarse a Huaquillas, ciudad que estaba en apogeo comercial y oportunidades de trabajo.

Por el año 1963, procedente del cantón Santa Rosa, llegó un grupo familiar a radicarse a Huaquillas, ciudad que estaba en apogeo comercial y oportunidades de trabajo.

Don Celso Domingo Campoverde junto a su esposa Rosario Elmira Campoverde y sus hijas Carmen y Teresa llegaron, a Huaquillas desde el cantón Santa Rosa, pues las buenas noticias avizoraban que en la ciudad fronteriza brindaba grandes oportunidades de trabajo además de establecer algún negocio que pueda augurar mejores días para la familia.

Ya establecido don Celso, logró llegar a tener la primera gasolinera en la ciudad fronteriza, ubicada frente al cuartel de Policía. Su experiencia en la venta de combustible en una gasolinera de propiedad de Francisco Alvarado, quien habría recomendado a don Celso, que ponga en marcha una gasolinera e inicie el trabajo porque Huaquillas necesitaba un surtidor de combustible.

La pareja Campoverde trajo al mundo seis hijos: Alonso, Carmen, Olga, Carlota (fallecidos) Teresa y Silvio viven.

Para esa época, el joven Silvio, hijo del matrimonio Campoverde, estaba estudiando en la ciudad de Quito, “cuando llegué a Santa Rosa don Pancho Alvarado me dijo, tus papás y hermanas viajaron a Huaquillas. Me tocó ir tras ellos y empezar a ayudarlos en todo”, recuerda Silvio que desde el lecho trata de dialogar, pues las múltiples enfermedades lo mantienen postrado, bajo el cuidado de su esposa e hijo.

Cabe recordar que Casa El Rocío, de propiedad de Leonardo González (+), fue un establecimiento comercial de mucho prestigio en esa ciudad, Allí, Silvio, ingresó a trabajar e hizo amigos como Miguel Peralta, Rigoberto Salazar. Sus hermanas también trabajaron allí, una en la sección de joyería y otra en la sección de ropa.

“Por aquel año 1963, se veía como la gente trabajaba, había mucho entusiasmo. Gente maravillosa. En la actual Plaza Cívica y su alrededor se concentraba la gente que llegaba de Santa Rosa con naranja, plátano y muchos productos más, conociéndose como “La Platanera”.

Silvio Campoverde llegó a ocupar el cargo de Presidente Municipal, allá por el año 1968, los Concejales de esa administración le dieron el voto para desempeñar dicha función. Silvio tenía más apego al deporte, pero por ayudar a su hermano Alonso Campoverde aceptó a ser candidato a concejal por el Frente Radical Alfarista -FRA- fue allí cuando fue elegido Presidente del Concejo Municipal.

Como una de las obras relevantes fue el agua, pues sólo había para un sector del barrio Ecuador, que se conectaba desde la única toma “La loma del zorro”. “La gente pedía agua desde el 18 de Noviembre y demás barrios, que se abastecían a través de tanqueros. Un paro indefinido fue la presión para que se escuche a Huaquillas. Fue una gran protesta apoyada por todo Huaquillas”.

Silvio Campoverde apoyó mucho al deporte junto a Juan Núñez, dando empuje a Comercial Huaquillas. Fue dirigente de Deportivo Loja. Junto a otros amigos formo la Liga Barrial Ciudad de Huaquillas.

En la Educación también destaco la familia Campoverde. El nombre de su hermana Olga brilla en una institución educativa. Su hermano fue el primer Rector del colegio Nocturno Huaquillas. Fue Jefe Político.

Por momentos, en este diálogo con Silvio, se nota que sus ojos se inundan de lágrimas, pues los grandes momentos vividos en favor de Huaquillas y saber que se encuentra postrado en una cama, impotente de seguir batallando por la tierra que lo acogió, hace que el atardecer de su vida vaya convirtiéndose en nostalgia. Silvio tiene 77 años. Su esposa Flor María Bravo y sus hijos Juan Pablo y Robinson cuidan de él con afecto y amor.

Silvio pide a sus amigos que lo visiten, y al Todopoderoso que le riegue de bendiciones y salud, para poder seguir brindando sonrisas y afecto a su esposa, hijos, nietos, amigos y sentir que su cuerpo y espíritu se llene de quietud en el atardecer de su vida.