OPINIóN

Editor: ¡Queremos paz!




Machala es testigo de una guerra sin cuartel entre grupos terroristas y que a su paso ya ha segado la vida de más de medio centenar de personas. Esta cruenta batalla por captar territorio para el narcotráfico empezó el 7 de mayo y hasta la ministra del Interior, Mónica Palencia, llegó a esta provincia preocupada por los elevados índices de violencia, sin embargo, todos los esfuerzos han sido vanos. La espiral de violencia no solo se ha llevado a quienes tienen un amplio prontuario delictivo, o a quienes integran un grupo terrorista, sino también a inocentes, como aquel bebé que junto con su madre perdieron la vida en la capital orense.

Esta provincia no tolera más violencia. Los orenses pedimos paz y son nuestras autoridades quienes deben buscar los mecanismos apropiados para darnos la seguridad que requerimos. Ya no se está seguro en ninguna parte. Ni en restaurantes, ni en las propias viviendas, tampoco en los velorios. Nadie sabe en qué momento surgen balaceras.

A las autoridades gubernamentales les corresponde buscar la forma de encaminar soluciones que no solo deben apuntar a la represión de los gatilleros, porque ese es un juego del gato y el ratón: atrapan a uno, pero hay diez más en las calles. La guerra específica que se vive en Machala tiene su epicentro en la zona de los barrios 4 de Abril y 5 de Diciembre, en Puerto Bolívar; pero cuenta con ramificaciones en el barrio Machala Libre y también en la parroquia El Cambio, es decir, en todos los puntos cardinales de Machala hay células terroristas, con personas entrenadas para asesinar. La intervención de la Policía Nacional y militares existe, pero es insuficiente. Los esfuerzos resultan estériles ante la magnitud del volumen de las bandas a las que se enfrentan.

Por eso, la búsqueda de soluciones debe también apuntar a generar entornos apropiados para evitar la violencia. Más iluminación en las calles, parques y plazas; celeridad en la ejecución de obras públicas; desembolsos oportunos a las instituciones responsables de la seguridad ciudadana para que no se deje ni una arista sin atender. Pero, lo más importante: planificar juntos acciones integrales, que incluya al Ejecutivo, la Policía, Fuerzas Armadas y gobiernos locales. Si no nos unimos, las mafias ganan.