La eliminación del subsidio a la gasolina Extra y Ecopaís le representa al Ecuador dejar de gastar USD 500 millones en un año, según las estimaciones del Ministerio de Economía y Finanzas. Sin embargo, ese rubro representa apenas el 10 % del déficit presupuestario del país, que demanda de USD 5.000 millones. La medida era necesaria.
El Ecuador requiere distribuir de mejor forma su riqueza, y eso no se trata de quitarle al que más tiene para darle al que menos tiene, sino, darle al que menos tiene y dejar de darle subvenciones al resto. El subsidio a los combustibles beneficiaba en este país, sobre todo, a las mafias del contrabando. Los orenses palpamos de cerca esta realidad en nuestra frontera con el Perú.
Pero es necesario ahorra diez veces más. ¿Suena mucho? El país se gastó diez veces más de lo que podía y hoy no puede pagar la cuenta. Y es momento de pensar en cómo lograr ese ahorro. El gobierno del presidente, Daniel Noboa, hace, por ahora, lo correcto: ajustes graduales y progresivos. Empezó con el IVA al 15 %, siguió con la reducción de beneficios a sindicalistas burócratas alcahueteados por los contratos colectivos, que eran su mecanismo de chantaje a cambio de no poner al país de cabeza; y ahora va con la eliminación del subsidio al combustible.
El ajuste debe continuar también al más alto nivel. Los ecuatorianos somos campeones mundiales en ver la paja en el ojo ajeno y en este caso, el presidente Noboa así lo demuestra. Observa el dispendio de recursos públicos en otros sectores, pero no se anima a observar lo que ocurre casa adentro. No puede ser posible que el jefe de Estado tenga más giras internacionales que meses de gobierno. Y eso representa un gasto excesivo, adicional e innecesario para el país. Los mega expertos macroeconómicos dirán que restringir el uso del avión presidencial determinará un ahorro exiguo para el país, no obstante, más allá que la cantidad, lo valioso será el acto de ajustarse el propio cinturón y no solo el de los demás. En hora buena que hay ajuste, y debe seguir adelante ese recorte, pero debe ser para todos, y se debe empezar desde el primer ciudadano de este país.