OPINIóN

Editorial: Democracia directa




El presidente de la República, Guillermo Lasso, manifestó en una entrevista que no se ha peleado con el Partido Social Cristiano, y añadió que está abierto, si es que ellos, los socialcristianos, quieren reconciliarse. Su respuesta fue diplomática, como suele ser, habitualmente su proceder. Es evidente que el distanciamiento de Guillermo Lasso no es con el PSC, sino con el líder de esa organización política, Jaime Nebot. En ese contexto, sus declaraciones tienen sentido, sin embargo, más allá de las formas están los hechos de fondo. Y el principal es lo que en la otra orilla consideran que Lasso cometió una traición por no respetar un acuerdo previamente establecido. Aún así, en el ambiente queda la sensación de que esta declaración llega en un contexto convulso, al menos, en el Legislativo. El acuerdo legislativo con Pachakutik, por ejemplo, no contempla las reformas tributarias y laborales, porque son consideradas líneas rojas. Entonces, al primer mandatario le faltan votos por todos lados. Quizá y a ello se debe que el presidente le guiña el ojo al PSC. Pero hay un plan B: su ministra de Gobierno, lejos de buscar acercamientos con las bancadas, recurre a la presión y anuncia “mecanismos de democracia directa” para aprobar esos objetivos gubernamentales ofrecidos en campaña. Es decir, una consulta popular que involucre esos temas.

La apuesta es atrevida, ambiciosa y riesgosa. ¿Qué pasa si los índices de popularidad del señor presidente siguen bajando? Tomemos en cuenta que en un mes su credibilidad cayó en 11 puntos, de acuerdo con estudios de opinión. Además, el factor económico es determinante. La inversión es millonaria para un proceso electoral. Veremos finalmente como se efectúa el proceso. Recordemos que el alfil gubernamental, Fernando Villavicencio, también quiere consulta popular. Él dice que planteará la reducción del número de legisladores. Muy popular planteamiento. Quizá y por ahí, en combo, encajan las demás propuestas, para que se apruebe todo lo que el régimen no puede en la Asamblea Nacional. Se vienen días y meses agitados para el gobierno. Esperemos, por el bien del país, que pronto se calmen las aguas en la nación. Por ahora, continúa el desgaste de la Legislatura con los escándalos innecesarios.