Maritza Córdova C.

A propósito de las mujeres, un 8 de marzo de 1910 se aprobó por primera vez en España una orden real que “autorizó” por igual la matrícula de alumnos y alumnas a la Enseñanza Superior, iniciando así el camino para que las mujeres accedan a la profesionalización en “igualdad de condiciones” que el hombre.
Retrocediendo un poco, en 1785, María Isidra de Guzmán, obtuvo el grado de doctora en la Universidad de Alcalá, ¿cómo así? no existía expresamente, una Ley que se lo prohibiera, pues, la cultura y sociedad no contemplaba la posibilidad de que una mujer quiera estudiar, ya que para su rol de madre y esposa que le habían asignado, no lo necesitaba.
Entonces llegó la prohibición, en 1882 se emitió la orden real para que en lo sucesivo, se “suspenda la admisión de las Señoras a la Enseñanza Superior”.
¿A qué tuvo que enfrentarse María Isidra? No lo sé, y quizá no llegue a saberlo, lo que me queda claro, es que ella, al igual que el abejorro, que no sabe que de acuerdo a las leyes de la aerodinámica, su cuerpo es demasiado grande y pesado para que pueda volar con su diminutas alas, pues el abejorro, solo abre sus alas y vuela; ella que no sabía que no podía o no debía hacerlo, desplegó sus talentos, deseos, potenciales y obtuvo su doctorado.
María Isidra y cientos de congéneres, en diferentes culturas y lugares, que han hecho historia nos han dejado un legado al que ya es hora que la mayoría de mujeres accedamos masivamente: La pro-actividad, tomar la inciativa, anticiparnos, crear y usar lo que si tenemos para apropiarnos y abrir paso a aquello que nuestra alma y talentos pujan por parir. Para vivir pro-activamente las mujeres tenemos que aprender a ir a un nivel supremo de nuestros estados, partiendo por invalidar aquellas ideas arraigadas de lo que “van a decir de mi”, des-confirmando el “tengo que pedir permiso a otros” antes que a mi misma, asumiendo la capacidad de usar nuestros poderes personales para responder habilmente ante factores favorables o no favorables. Parir tus dones al mundo, pasa también por solidificar tu autoconcepto, autoaprecio, autovalor, autoasombro. Es darte el permiso y crear una solida diferenciacion entre aquello que haces de aquello que eres.
